Arquitectura sin errores

Nuevas herramientas apuestan por un modo de construir que ayude a optimizar costes y responder mejor a las necesidades del cliente

El desarrollo de herramientas informáticas cada vez más potentes permite gestionar mejor la información de un proyecto de arquitectura. Casa SB, de Pitsou Kedem
Rafael Hernández

Periodista especializado en arquitectura y diseño

En el transcurso del largo camino que se ha de recorrer para la construcción de un edificio, desde el estudio de viabilidad hasta el permiso de primera ocupación, pasan muchos meses e intervienen muchos agentes (arquitecto, aparejador, proveedores de material, constructor). En todo ese tiempo la probabilidad de cometer errores en la elaboración de la documentación y la ejecución es razonablemente alta, y las consecuencias, de sobras conocidas para todos los que han pasado por una obra o una reforma: descoordinación, retrasos, diferencia entre las calidades prescritas y las empleadas...

En los últimos años la arquitectura ha buscado soluciones a estos problemas. La prefabricación, que aplica la eficiencia de un entorno industrializado, se perfila como una alternativa cada vez con mayor futuro. Pero mientras, ¿es posible una construcción convencional de mayor calidad y que evite –o al menos minimice– los errores más comunes?

La herramienta BIM incluye elementos constructivos y decorativos. Casa B-S en Zwevegem (Bélgica) de Vincent van Duysen

La respuesta parece estar en las siglas BIM, acrónimo inglés del término Modelado de Información de la Edificación. Se trata de una herramienta digital que propone un sistema integrado de todo el proceso constructivo del edificio. Este concepto de desarrollo global de proyectos apareció a finales de los años ochenta con la intención de lograr un programa capaz de generar dibujos bidimensionales y tridimensionales simultáneamente. El objetivo era dejar de dibujar líneas para comenzar a perfilar volúmenes directamente: al proyectar una pared, el programa sería capaz de contabilizar los metros cuadrados de ladrillo que se utilizarían, la cantidad de revoco y los metros lineales de zócalo; toda una revolución. Aun así, los procesos de ejecución continuaban siendo totalmente “analógicos”: se contaban los trabajos a realizar de forma manual para luego introducirlos, en el mejor de los casos, en un programa generador de presupuestos.

Los sistema BIM integran todo el proceso constructivo en un entorno unificado. Proyecto de MIBA Architects y La Casa por el Tejado

En la actualidad este sistema analógico sigue siendo el más utilizado en la mayoría de despachos profesionales, pero los sistemas BIM están ganando terreno paulatinamente. Aunque su principal característica es que integran el diseño y el desarrollo del proceso constructivo (cálculo estructural, detalles y presupuestos) en un único entorno, seguramente lo más sorprendente de todo, la auténtica revolución, consiste en su capacidad de relacionar los agentes que intervienen en este proceso de forma simultánea y en tiempo real.

Conceptualmente este paso adelante representa un salto cultural, un cambio en la base de la planificación en la arquitectura ya que evita los habituales problemas de entendimiento entre profesionales. Por ejemplo, uno de los errores más comunes es la falta de espacio para el paso de instalaciones: es muy común encontrarse con tensas discusiones entre los distintos industriales por ver quién saca provecho de los mejores pasos. Probablemente el diseñador habrá tratado de dibujarlos con la mejor de las intenciones pero en muchos casos, a causa de variables fuera de su control, a la hora de la verdad falta espacio.

El nuevo entorno de trabajo digital es capaz de detectar en tiempo real fallos de diseño. Vivienda de Fran Silvestre Arquitectos

Otros errores habituales son la pérdida de archivos, que implica una inversión de tiempo importante para recuperarlos; la descoordinación entre oficios, pues los industriales suelen permanecer al margen del proyecto hasta que se les envía a trabajar a la obra, o los errores de medición, consecuencia de que ésta todavía se realice manualmente. La tecnología BIM trata de incluir todos los procesos de diseño y ejecución en un único documento digital, desde la distribución hasta el presupuesto, pasando por todos los industriales, ingenieros y comerciales que intervendrán en el proceso. Es más, todo esto se hace en tiempo real. El ingeniero que ha de calcular la estructura tendrá acceso al archivo de arquitectura mucho antes de que sea necesario realizar el cálculo; de este modo puede aconsejar modificaciones que optimicen el proceso. Lo mismo ocurre con el ingeniero de telecomunicaciones o el encargado de las licencias de actividad.

Todo esto significa que por fin la industria de la construcción se está poniendo de acuerdo para utilizar un mismo lenguaje para que los procesos, las mediciones y los presupuestos se generen automáticamente, reduciendo considerablemente la posibilidad de error. El BIM puede reducir un 20% los costes de producción y hasta un 33% los de mantenimiento de un edificio a lo largo de toda su vida. Las ventajas para los profesionales que intervienen y sus clientes son evidentes.

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