En la actualidad, se estima que la contaminación existente en ambientes interiores es de dos a cinco veces mayor que en el exterior, lo que puede afectar al estado de salud de las personas. Para combatirlo, están surgiendo tecnologías innovadoras purificantes del ambiente interior, capaces de remediar los efectos de muchos contaminantes dañinos.

Dentro de estos contaminantes el que ha despertado mayor interés en los últimos años, por su impacto en espacios interiores, es el formaldehído, ya que debido a su toxicidad produce irritación de los tejidos cuando entra en contacto directo con éste y puede tener efectos nocivos para la salud de las personas.

La firma de revestimientos cerámicos Keraben es socio industrial en el proyecto AMBICOAT. En la imagen, colección Groove.

El formaldehído es un compuesto orgánico volátil (COV) que se comporta a temperatura ambiente como un gas incoloro. Se emplea en diversos procesos industriales relacionados con la fabricación de barnices, pinturas, colas, aprestos para tejidos, conservantes en cosmética y un sinfín de utilidades que nos envuelven en el día a día. De modo que podemos encontrarlo en nuestras viviendas y lugares de trabajo en paredes, suelos, cajones y armarios, en nuestra ropa, y en múltiples productos que paulatinamente emiten esta sustancia, elevando su concentración en el ambiente interior. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. (EPA) han determinado que el formaldehído es probablemente carcinogénico en seres humanos.

Podemos mejorar nuestro ambiente interior si aplicamos pinturas minerales (arcilla, cal, caseína, etc.), revocos de arcilla y revocos de cal, que tienen una carga nula de sustancias tóxicas.

Actualmente, existen soluciones descontaminantes basadas en dióxido de titanio (TiO2). Pero estas no son eficientes en ambientes interiores, ni específicamente para este tipo de compuestos, ya que necesitan la acción directa de los rayos solares para eliminar otras sustancias nocivas tales como los óxidos de nitrógeno (NOx) y óxidos de azufre (SOx) mediante fotocatálisis. Por eso, un consorcio de seis organismos de investigación y empresas españolas ha impulsado el proyecto AMBICOAT para desarrollar otras soluciones basadas en compuestos organometálicos (MOFs).

La Universidad de Valencia se encargará de sintetizar los compuestos organometálicos y poner en marcha una nueva empresa (spin-off) para suministrar MOFs a los socios industriales. El Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) desarrollará el método de dispersión de los MOFs en resinas líquidas, junto a las empresas Omar Coatings y Pectro, que formularán los diferentes recubrimientos para las diferentes aplicaciones: suelos, mobiliarios, pintura decorativa, composites y cerámica. AIMPLAS e ITC, también centro tecnológico, aplicarán los recubrimientos. Por último, la firma de revestimientos cerámicos Keraben Grupo validará los desarrollos en demostradores reales, en los que ITC medirá la degradación de formaldehído de los recubrimientos fotocatalíticos diseñados en el proyecto.