"Me gustan los espacios coloridos, que mezclen estampados. Ni muy moderno ni muy antiguo. En general me gusta mezclar, una lámpara moderna con un sofá clásico, por ejemplo. Si tiene un toque de campo, me chifla: la fibra natural, la madera mezclada con color, telas estampadas, papeles pintados, paredes enteladas… En realidad, necesitaría cinco casas para poder hacerlas en todos los estilos que me gustan, una como un Cottage inglés, otra como una casa en la montaña…" Marta Figar, de 27 años, es "la rubia", o catira, como la llamaba su abuelo, que así se dice en Venezuela. Y esa palabra no cobró importancia hasta que decidió crear una firma que reuniera todas sus pasiones, una apuesta por la cultura, los viajes y la artesanía. Cambió la c por una k, y nació la tienda Katira.

Marta Figar en un rincón de su tienda Katira.


Todo empezó en México

La idea original comenzó en México, "con la artesanía de México, sus bordados otomís realizados a mano. El proyecto inicial era hacer una marca de moda con esos bordados". Pero luego fue a una fábrica de cerámica en España y se enamoró, "después descubrí las mantas portuguesas, sus diseños y su calidad, y fui esbozando el plan de negocio a partir de ahí".

Marta estudió la carrera de Business Administration, un máster posterior de gestión de moda y lujo en Milán, y empezó a pensar en la idea de crear una firma que reuniera todas sus pasiones. De sus viajes por el mundo va recopilando un trocito de la cultura de cada lugar, que se trae en forma de bordados, mantelería, menaje o mobiliario handmade. A México se unió Colombia, países con su propia colección Katira. Hoy su tienda de Madrid (calle Núñez de Balboa 52) y katira.es tiene también producto de Portugal, Dinamarca, Marruecos, Francia, Italia, Túnez. Una apuesta arriesgada que va dando sus primeros pasos de manera firme.

Manteles con sabor a otras tierras.

Y es que para ella no hay nada mejor que descubrir una cultura a través de su artesanía, porque cada una se traslada de una manera distinta y única a la decoración de los espacios.


Nativa digital

Sin embargo, como nativa digital, Marta se deja llevar por el instinto detectando nuevos hallazgos a través de las redes sociales. "Para mí es muy importante el tacto. Tocar y experimentar una textura, un bordado. Pero a veces, me he dejado levar por el instinto comprando piezas que he descubierto en Instagram y tengo que decir que no me he equivocado".

Lámparas y pantallas, una perdición.

Cuando le preguntamos qué elemento de decoración le ha obsesionado siempre, lo tiene claro: "las lámparas y pantallas. Porque puedes mezclar materiales, colores, formas. Hay obras de arte. Por eso las lámparas son tan importantes y tan Katira. Se puede elegir el pie en el color que se desee y escoger una pantalla estampada o lisa. Así, cada lámpara resultante es única". Asegura que en su casa nunca tiene suficientes juegos de mantelería individuales, servilletas, servilleteros y velas.

Recuerdos de viajes.

Su objetivo a medio plazo es "ver que Katira se consolida y expande, y en lo personal, conseguir el equilibrio entre la responsabilidad y el disfrute. Próximamente lanzaremos una línea de ropa de casa, tengo mucha energía ahí ahora mismo y tengo en marcha un viaje a Zanzíbar. Espero encontrar algo para traer a Katira".