Con en el floreciente panorama culinario de Atenas de telón de fondo, el restaurante combina un ambiente contemporáneo y desenfadado con un menú de platos tradicionales griegos cocinados con delicadeza francesa. Esta es la segunda aventura de la chef Chloé Monchalin y Benjamin Rousselet, cuya colaboración está impulsada por su pasión compartida por la cocina helénica. Mientras que su primer proyecto "Filiakia" (besos en griego) es un comedor que servía comida callejera gourmet, el Grand Café d'Athènes es un restaurante abierto todo el día. Y, como su nombre indica, evoca el pictórico desgastado de la Atenas actual.