Después de estudiar Arquitectura, Escultura y Cerámica y de haber trabajado varios años en un estudio de Arquitectura, Roger Coll estableció su taller, Krasznai, en Vic, donde vive, trabaja y donde nos ha recibido para esta entrevista.

Coincidiendo con los inicios de Krasznai, Coll sufrió una parálisis facial durante varios meses y, a partir de ese momento, empezó a cuestionarse el concepto de belleza y excelencia. Su destino, ahora, es explicar cómo estos conceptos se hayan en las pequeñas imperfecciones.

No suele conceder entrevistas porque prefiere que sea el trabajo el que hable. Así que os vamos a contar lo que le hemos podido “extraer”.

Al verlas, nadie diría que estas esculturas son de cerámica. Tactos rugosos, o de terciopelo, esmaltes mate, o brillo... Siempre muy sugerente

Los orígenes: Roger viene de una familia de granjeros. Durante su infancia solía pasar mucho tiempo jugando con la tierra, las piedras, las ramas…, mezclándolo todo con agua. Pronto desarrolló el interés por construir cosas con la materia prima.

A día de hoy, y aunque empezó con elementos más utilitarios, se esfuerza por hacer que la gente aprecie las esculturas de cerámica, y cree que trabajar con ese elemento es una forma de arte cautivadora para dar rienda suelta a la creatividad.

El trabajo habla por sí solo y los colores son un elemento comunicador

No es curioso que un arquitecto acabe de ceramista. Él reconoce que la arquitectura influye mucho en su obra: “No sólo porque cuando se trabaja en arquitectura hay que pensar mucho en los materiales, sino también en el lado de la construcción. La mayoría de mis esculturas están construidas, no modeladas o talladas".

Y detalla: "Cuando iba a las obras de construcción coleccionaba todo tipo de objetos pequeños, espumas, alambres, cualquier cosa que me pareciera escultural. Todavía los tengo, son tesoros. En mis figuras utilizo segmentos que reúno para crear la forma final. De la misma manera que se usan los ladrillos para construir una pared, supongo. Si no hubiera estudiado arquitectura, habría sido completamente diferente”.

"En mis figuras utilizo segmentos que reúno para crear la forma final, de la misma manera que se usan los ladrillos para construir una pared"

Una de las cosas que más destacan a Roger es su uso del color. Aquí él tiene cosas que decir: “Cada escultura es como una palabra que ayuda a definir mi lenguaje artístico. Si fuera bueno con la palabra o el ritmo sería escritor o músico, pero no lo soy, así que utilizo otra forma de expresarme. En ese sentido, si el arte es como las palabras de mi propio lenguaje, los términos como escala, textura o color son elementos que ayudan a establecer el tono y a enviar el mensaje”.

Prosigue: “El uso del color no es racional sino intuitivo. A veces siento que una obra necesita ese color y no otro. Pero no puedo explicar por qué”.

"Cada escultura es como una palabra que ayuda a definir mi lenguaje artístico"

Parece que hay Roger Coll para rato: tiene piezas en la exposición Mess que se ha hecho en paralelo en las tres sedes de The Future Perfect en Nueva York, San Francisco y Los Ángeles. Gracias a su galería en Tokio, participa en una muestra de grupo que se llama "Unwrapped". También está preparando unas piezas en exclusiva para la Galería Il.lacions de Barcelona, a fin de presentarlas a Collectible Design Bruselas en Marzo. Y, participa en la London Art Fair con la galería Thrown Contemporary.

Hay Roger Coll para rato, aquí en su taller, imagen de Yurian Quintanas