Entre moda y arquitecturalos parecidos son más que razonables. Ambas disciplinas nacensobre el papel y ahí mismo yaempiezan las similitudes: el cuello de una chaqueta nosremitea la fachada de un edificio oestablecemos una relación entre la caída de un vestido ylas líneas de unrascacielos. Cuando toman forma–el vestido y el edificio–las coincidencias se hacen todavía más evidentes en cuanto a volúmenes, texturas o combinaciones de colores.
Las líneas del jersey dePaul Smith,por ejemplo, comparten geometría con la fachada del hotelMeiningerAirport de Berlín. Mientras que los volúmenes creados por Jorn Utzøn para la ópera de Sydney encuentran su simetría en la espectacular chaqueta deViktor and Rolfpresentada en París en 2009. La sensibilidad japonesa está presente en el vestido de novia de Yohji Yamamoto y también en la instalación de los arquitectos Sanaa, en laSerpentine Galleryde Londres. Y uno de los vestidos más aplaudidos de la temporada, el diseño multicolor de Chloé, sigue el mismo patrón estético que el interior delmuseo Miffy, en Utrecht.
El museo Maxxi de Roma, de Zaha Hadid, se convierte en un espejo dela colección de la creadora suecaIsabella Falkirk. Las rayas marineras son tendencia, como demuestra el vestido de Michelle Smith y también el graffiti que encontramos en Wynwood, el distrito artísticode Miami. El museo Guggenheim (tanto el de Nueva York comoel de Bilbao) inspira las propuestas futuristas de las diseñadoras Diana Gamboa y Virgin Black.
La arquitectura inspira la moda y viceversa, en un juego de espejos infinito.Una misma visión estética acerca disciplinas y convierte a sus creadores en posibles alumnos de una misma escuela. Lasensibilidad puesta al servicio de un museo o de un vestido, con un mismo objetivo: emocionar.