«Hotel Eastlink», de Callum Morton, se inauguró el 27 de noviembre de 2007 y costó 1.200.000 dólares australianos.

La gente que recorre la autopista de circunvalación de Melbourne ya no se sorprende al divisar la mole de lo que tiene todas las trazas de ser un hotel, situado, eso sí, en un lugar inútil, en medio de un paraje completamente aislado de zonas habitadas y sin salida en la carretera que se dirija a su entrada. La incomprensión inicial ha dado paso a su aprecio, además de excitar la imaginación de quienes lo contemplan y se imaginan el no-lugar como la versión australiana del hotel Overlook de El resplandor de Kubrick.

El artista canadiense, aunque establecido en la ciudad australiana de Melbourne, Callum Morton.

Se trata, en realidad, de Hotel EastLink una gigantesca escultura realizada por Callum Morton. El artista de origen canadiense (Montreal, 1965) se estableció en los ochenta en la ciudad australiana de Melbourne para estudiar Arquitectura y Planificación Urbana en el Instituto Real de Tecnología de Melbourne (RMIT). Hijo de padre arquitecto, parecía lo más lógico y se licenció como arquitecto en 1985… como paso intermedio para licenciarse en Bellas Artes en 1988, en el Victoria College, y obtener, años después, un máster en escultura en el RMIT en 1999.

La escultura mide veinte metros de alto, doce de fachada y cinco de ancho.

Cuando a principios de siglo Callum Morton, Emily Floyd, James Angus y Simeon Nelson, recibieron cada uno el encargo de crear sendas esculturas de gran formato que pasaran a formar parte del Parque Escultórico EastLink, en la autopista ConnectEast –una de las secciones en que se divide la autopista EastLink, que atraviesa y rodea la ciudad de Melbourne–, Morton respondió con su obra más ambiciosa hasta la fecha, un paralelepípedo de veinte metros de alto, doce de fachada y cinco de ancho realizada en hormigón armado, acero, madera, cristal, pintura acrílica y luz procedente de sus propias placas solares, que representa un hotel. Inaugurado el 27 de noviembre de 2007, el propio Morton lo definió en la inauguración como «una locura gigantesca» y «un universo paralelo»: «Los automovilistas lo verán desde sus autos como un hotel real y, tal vez, con el tiempo, como un accesorio extrañamente desescalado que se ha escapado de un parque temático o un set de rodaje. En el mundo, las cosas se nos muestran en contextos improbables y en formas alteradas extrañamente, como si hubieran sido expulsados por un portal espacio-temporal de un pasado reciente y aparecieran por error en este momento y lugar».

«Hotel EastLink» es un paralelepípedo de veinte metros de alto, doce de fachada y cinco de ancho realizado en hormigón armado, acero, madera, cristal, pintura acrílica y luz, que procede de sus propias placas solares.

El falso hotel surge en medio del monótono e hipnótico paisaje de la autopista como una aparición surrealista. Podría ser un edificio real –de hecho, su construcción costó 1.200.000 dólares australianos, y fue llevada a cabo por el estudio de arquitectura Wood/Marsh Architecture–, pero luego, en una observación más detenida, sus dimensiones, la perfecta simetría rectangular y la desoladora nada absoluta del campo que lo rodea nos descubren que el hotel no sólo es improbable y siniestro, sino la puerta de entrada a una distopía a escala postapocalíptica.

Hotel EastLink no es su única obra inspirada bajo el influjo de la arquitectura. Sus obras se han inspirado constantemente en la relación entre arquitectura y escultura, interrogándose sobre cómo evaluamos o experimentamos el espacio personal y comunitario. Entrelazando hábilmente tragedia y comedia en su trabajo, Morton ha ido construyendo narraciones de nuestra vida cotidiana, incluyendo elementos como libros y películas en sus edificios. Su arte es una mezcla convincente de narraciones personales, historias pasadas, transformación, vida comunitaria y conceptos utópicos.

«Estilo Internacional», obra de 1999, es una instalación basada en la casa Farnsworth de Mies van der Rohe.

Sus primeras obras sobre formas arquitectónicas fragmentadas eran genéricos: balcones, toldos de tiendas y fachadas de ladrillo, representando proyectos fallidos de una modernidad impulsada por la utopía. Esto se hizo más explícito aún cuando comenzó a tomar prestados elementos de edificios reconocidos internacionalmente. En la que era su obra más conocida de esa primera época, Estilo Internacional (1999), Morton reconstruyó la famosa casa Farnsworth de Mies van der Rohe, en una instalación que se completaba con las risas, conversaciones y los sonidos de una reunión de amigos en el interior y que incluía, también, ruido de disparos y gritos desesperados.