Las casonas asturianas más bonitas de la pantalla están en la serie 'Alma' de Netflix

'Alma', la nueva serie española de Netflix, se ha rodado en casonas tradicionales asturianas, auténticas bellezas en madera y piedra por las que no pasa el tiempo.

Alma Netflix
Cortesía de Netflix

Alma, la nueva serie española de Netflix, es una mezcla entre el terror paranormal y el drama adolescente. Sin embargo, lo que te atrapará de la novedosa ficción creada por Sergio G. Sánchez son sus escenarios, un concienzudo canto de amor a Asturias: los bosques, las cuevas, las playas, los acantilados y hasta las leyendas de los pueblos celtas se asoman en cada escena del nuevo pelotazo de audiencia de la plataforma audiovisual. Al margen del paisaje y del folclore, la fuerza gravitacional de la serie la ejercen las casas en las que transcurre la acción, auténticas bellezas por dentro y por fuera.

Porque Asturias, como nos recuerda la serie, es un universo propio con sus propias leyes. También lo es su arquitectura, marcada por un clima único al que se tuvieron que adaptar hasta las casas de inspiración colonial que construyeron en nuestro país aquellos que lo habían dejado para hacer fortuna en las Américas: las casonas de indianos, construcciones singulares y mesmerizantes que son un personaje más en Alma, donde también hay espacio para refugios de montaña.

De hecho, la primera casa en aparecer en escena es el Refugio de Brañagallones (sobre estas líneas), en el Parque Natural de Redes, un albergue de montaña construido hace unos 40 años como refugio de cazadores en el que en la actualidad es posible alojarse. Lo importante, como recuerdan desde la web del establecimiento, es tener en cuenta que no se trata de un hotel, de hecho, los huéspedes deben traer su propio saco para dormir.

Los protagonistas de la serie viven en el pintoresco pueblo de Luarca, uno de los más bonitos de Asturias y, por extensión, de España. La serie es un excelente reminder de lo singular de su arquitectura, especialmente por las obras de Manuel del Busto que, a principios del siglo XX diseñó el Círculo Liceo y el Ayuntamiento. Las obras del arquitecto, que nació en Cuba en una familia asturiana y volvió a su patria chica para erigir algunos de sus más singulares edificios, no son el único atractivo de Luarca. El cementerio, en un acantilado sobre Cantábrico, hipnotiza con su blanca atalaya del siglo XIII. Y es el escenario de una de las escenas de la serie (arriba).

El personaje de la guía mística Aurora (el personaje de Elena Irureta, arriba) vive en una casa excepcional.... E imposible: el exterior pertenece a la Villa Excelsior de Luarca, mientras que el interior pertenece al gijonés Palacio de La Riega, ambos obra de Manuel del Busto.

En la espectacular casa en la que vive Alma, la protagonista que da nombre a la serie, sí que concuerdan el interior y el exterior. Se encuentra en Muros de Nalón, donde se la conoce como la Casona del Marqués, un palacete del siglo XIX que pronto abrirá como hotel boutique y en cuyo majestuoso jardín, según informa El Comercio, los responsables de la serie instalaron una casa de madera de 32 metros cuadrados que se apoya sobre un árbol, en concreto, un haya púrpura péndula.

Otros personajes de la serie, Martín y Diana (María Caballero y Javier Morgade, respectivamente) viven en el palacio de Figueras, en Castropol, una señorial construcción del siglo XVI rehabilitada y declarada Bien de Interés Cultural.

La encomiable labor realizada por el equipo encargado de las localizaciones nos lleva a un prodigio de la ingeniería y el arte que solo es posible ver en Asturias. En un flashback de la serie, tras una vistas grabadas con dron del embalse de Tanes, podemos ver el interior de una de las centrales hidroeléctricas erigidas en los 40 por Narciso Hernández Vaquero e intervenidas años después por su hijo y su nieto, Joaquín Vaquero Palacios y Joaquín Vaquero Turcios.

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