"Comida sin floripondios". Así define su oferta en la web de Instagram el bar Galán, el nuevo establecimiento de Barcelona que ha abierto sus puertas en la calle Muntaner con un interiorismo firmado por Kalimba Studio y Nora Batlle. "Cuando nos plantearon realizar el proyecto tuvimos claro cuál era el objetivo común: hacer de él un espacio acogedor en el que pasen cosas y al que siempre quieras ir", explican las artífices de la reforma para quienes el primer reto fue dar personalidad propia al local que ya había sido antes un restaurante. “Había que darle un giro conservando elementos estructurales como la gran librería de madera o la barra de mármol", aseguran.

El color terracota genera una atmósfera envolvente.

Una de las grandes misiones de las expertas fue potenciar la visibilidad que tiene el local gracias a sus grandes ventanales que dan a la calle Muntaner y a la calle Londres. "Para ello, creamos el efecto 'caja de color', mediante la instalación de paneles acústicos de fieltro en paredes y techo en terracota, un tono que aporta esa calidez que tanta falta le hacía al espacio y consigue un efecto envolvente", detallan.

La mesa de mármol está producida por Decowood.

En la búsqueda por generar una atmósfera cálida y restar frialdad al local, las interioristas rebajaron la altura de cuatro metros y lo contrarrestaron con una composición de lámparas colgantes de colores que van desde los 60 a los 120 centímetros de diámetro.

Para generar calidez las interioristas han apostado por un gran banco a medida y una composición de lámparas colgantes.

Una de las piezas claves con las que conseguir que los comensales se sientan arropados y cómodos, ha sido el diseño de un banco corrido a medida, tapizado en color verde y producido por Decowood. "Tiene una repisa trasera de madera que decidimos vestir con una cortina de lino con una fina barra de latón y unas lámparas vintage, que crean ese juego de separación entre el exterior y el interior y le aporta más privacidad al local", explican las artífices del proyecto que también confiaron en la meticulosidad de Decowood para que creara una gran mesa de mármol con capacidad para ocho comensales y una librería iluminada de forma que se genera una sensación más íntima.

La iluminación cálida da confort al local.

Con la cuidada decoración sin artificios se busca que el comensal disfrute de una oferta gastronómica basada en el producto a través de propuestas como la Burrata con tomate escalibado y salsa de albahaca (14 euros) Tortilla de patata con cebolla y trufa (10 euros) o el Steack tartar de solomillo (17 euros). Una carta de comida "sin floripondios”".