La reforma de una casa puede ser una de las experiencias más traumáticas a las que nos podemos enfrentar. La toma de decisiones constante, lidiar con inconvenientes que no estaban previstos, vivir fuera de nuestra vivienda, conseguir una buena conexión entre arquitecto y cliente... Hay demasiadas cosas complejas y que pueden escaparse a nuestro control.

Pero otras muchas cosas son malas decisiones, habituales y perfectamente humanas, que solemos cometer y que podríamos evitar. Desde calcular mal el presupuesto a anteponer las tendencias a la funcionalidad, estos son los mayores errores a la hora de reformar una casa que debes evitar a toda costa.

1. Elegir el presupuesto más ajustado

Sí, el dinero no es ilimitado y en muchos casos es lo que va a definir el proyecto. Sin embargo, algo evidente es la relación entre el presupuesto y el resultado final. Según varios estudios, una reforma integral de una vivienda puede ir de los 40.000 a los 84.000 o 100.000 euros si tiene más de 120 metros cuadrados. Todo esto dependerá de la ciudad en la que nos encontremos, de los acabados que escojamos y del estado previo de la vivienda.

Así, sí: Cualquier cifra por menos del mínimo siempre será sospechosa. Si queremos un buen resultado final debemos poner los recursos necesarios. Recuerda: a veces lo barato sale caro.

2. No ceñirnos al presupuesto

Apretar demasiado el presupuesto no es bueno, pero no tener definido cuál es nuestro tope de gasto es todavía peor. Hay que calcularlo bien desde el principio para poder hacer pagos en tres tiempos: antes, durante el proyecto y después de este. ¿Qué ocurre si una tubería se rompe? ¿O si te das cuenta de lo ruidoso que es tu vecino y decides aislar el dormitorio? Esas cosas pasan.

Así, sí: Es aconsejable que, al aceptar cambios del proyecto inicial detallemos a la perfección cuál es su cuantía económica. Por cierto, guarda una cantidad extra para gastos inesperados, suele ser aconsejable un 10% del total.

3. Dejarse llevar por las tendencias

A la hora de tomar decisiones, sobre todo estéticas, en tu casa debes tener en cuenta que una reforma es un gasto verdaderamente serio por lo que debe durar años y debes sentirte a gusto con ella durante todos ellos. Probablemente ahora te dejes llevar por Pinterest y estos meses te fascine determinado color o acabado. ¿Pero seguirá siendo así en unos meses?

Así, sí: Lo mejor es que te plantees si ese tipo de opción estética te ha gustado desde tiempo atrás. Si siempre ha sido así, adelante. En todo caso, puedes optar por tomar decisiones arriesgadas o de tendencia en elementos más fáciles de cambiar como unas cortinas o el color de una pared. En otros más complejos, como encimeras o un alicatado de una pared, debes pensarlo un poco mejor.

4. No apostar por lo funcional

Lo más importante en una reforma es ser consciente de las necesidades qué tenemos en nuestra vivienda. Puede que estéticamente te encante una cocina con isla, pero que eso haga que pierdas metros en el salón, cuando este es el espacio que más utiliza la familia. O puede que ocurra al contrario, quizás la cocina es el epicentro de la casa y a lo que deberías darle más metros aunque no sea tan vistosa como la sala de estar.

Así, sí: Lo conveniente es que antes de la reforma hagas junto al arquitecto un pequeño estudio de cómo son tu vida y tus hábitos (y de cómo esperas que sean en los próximos años) y en base a eso tomar decisiones basadas en tu día a día.

5. No estar sujetos a cambios

Hay dos cosas en las que no debemos obcecarnos: en que todo debe ser como tenemos en mente y en que todo se va a realizar en los tiempos estimados. En primer lugar porque muchas veces lo mejor que podemos hacer es dejarnos aconsejar por el arquitecto y no lo hacemos.

Así, sí: Haz caso al profesional. Si una persona cuenta con decenas de reformas a sus espaldas... quizás sepa más que nosotros sobre ello. Además, también debemos ser medianamente flexibles en cuantos a los tiempos de entrega ya que estos siempre son orientativos. Ante todo, relax.

6. No apostar por buenos materiales

Aunque esto va ligado al tema del presupuesto no necesariamente es así. El inconveniente a la hora de declinarnos por materiales de menor calidad es su menor durabilidad, sobre todo. Y con las molestias que supone una reforma, tener que cambiarlos en unos pocos años no será algo placentero. En caso de que elijamos buenos materiales, pero de un precio más económico porque están descatalogados o en liquidación siempre hay que tener algo en cuenta: si queremos sustituir parte de ellos por cualquier avería, será complicado conseguir repuestos (por no decir que será imposible).

Así, sí: Podemos apostar por materiales de mejor calidad y, por tanto, de un precio más elevado si decidimos reducir otra partida de la reforma. El secreto es saber dedicar dinero a lo verdaderamente importante: azulejos, cerramientos o unas buenas paredes.

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7. Elegir los muebles antes de la obra

De acuerdo, hay muebles que indiscutiblemente quieres llevar contigo a tu nueva casa. Pero eso no quiere decir que puedas decidir todo el interiorismo antes de que la obra esté finalizada. Incluso, no deberías dar por seguro que vas a poder conservar ese aparador familiar o ese sofá al que le tienes tanto cariño. Puede que sencillamente no encaje en tu nueva casa.

Así, sí: Recuerda que lo primero es crear una caja, con una buena distribución y todos los servicios necesarios para tu día a día. Después vendrán los muebles y el interiorismo. Lo mejor es que no pienses en el mobiliario hasta que el proyecto tenga bien definida la distribución y los acabados. Si haces compras impulsivas antes de ello te puedes llevar sorpresas muy desagradables.

 

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