En interiorismo, no todo es visual. Si bien los colores, las texturas y la luz tienen un papel fundamental en la percepción de los espacios, hay un sentido que suele pasar desapercibido y que, sin embargo, define con fuerza la experiencia en el hogar: el olfato. Un aroma agradable puede transformar por completo la atmósfera de una estancia, evocar recuerdos felices e incluso influir en nuestro estado de ánimo.
Hay que estimular todos los sentidos
El interiorista Xavier Martinell, director creativo del estudio barcelonés Luzio Studio, lo tiene claro: "Una casa bien diseñada debe de estimular todos los sentidos, empezando por el olfato para que no solo se vea bonita, sino que también debe de oler a hogar, a recuerdos y a instantes felices. Creo que el olor a flores frescas y café recién hecho es la mejor bienvenida para cualquier casa. En interiorismo, no se trata solo de estética visual, sino de crear atmósferas que despierten emociones y nos conecten con lo esencial."
En sus proyectos, el aroma no es un añadido decorativo de último momento, sino una herramienta más del diseño. "Tanto en Luzio Studio como en la tienda Luzio, el diseño olfativo forma parte de cada proyecto decorativo desde el inicio. Para las zonas de día, como el salón o la cocina, optamos por fragancias más vibrantes; para la zona de noche o los baños, preferimos notas que favorezcan la relajación y el descanso. Además, nos gusta adaptar los aromas a las estaciones del año: en invierno, amaderados y especiados; en primavera, florales; y en los meses más calurosos, notas cítricas que aporten frescor y energía”.
La era del diseño olfativo
Esta manera de trabajar pone en valor una disciplina creciente: el diseño olfativo, una corriente que introduce el olor como parte esencial del lenguaje espacial, con una influencia directa sobre el bienestar físico y emocional. Según Martinell, no se trata solo de elegir un ambientador agradable, sino de diseñar una narrativa sensorial coherente con la decoración, el estilo de vida y las estaciones. "El aroma ideal es aquel que evoca momentos felices. Siempre recomendamos fragancias que tengan un significado personal para nuestros clientes. No hay nada como ese olor a café por la mañana o el frescor de un ramo recién cortado para sentir que estás en casa."

El aroma no es un añadido decorativo de último momento, sino una herramienta más del diseño.
Jean Lozada
El valor del aroma también está respaldado por la ciencia. Varios estudios, como los realizados por la Universidad de Rockefeller o el Monell Chemical Senses Center, han demostrado que los olores se procesan en el sistema límbico, la parte del cerebro relacionada con las emociones y la memoria. De ahí que un aroma determinado pueda despertar sentimientos de alegría, calma o nostalgia de forma casi instantánea.
Una apuesta por ingredientes naturales
Además, el uso de productos con ingredientes naturales, como los que emplea Luzio Studio, contribuye al placer sensorial y a la calidad del aire. "Muchos de los productos olfativos que usamos en los proyectos decorativos están elaborados con ingredientes botánicos y apenas contienen compuestos sintéticos. Esto no solo eleva la calidad del aire, también mejora cómo nos sentimos en casa. Entre mis favoritos están el jazmín, la rosa, el musgo, el ylang-ylang, el sándalo o la vainilla."

Cada estancia debe tener su propia personalidad aromática, lo que se empieza a conocer como diseño olfativo.
Montse Garriga
El enfoque es, por tanto, holístico. Cada estancia tiene su propia “personalidad aromática” y debe perfilarse según su uso. Las zonas comunes admiten notas cítricas, frutales o herbales que transmiten frescura y vitalidad; los dormitorios, en cambio, reclaman fragancias más envolventes, como la lavanda o el ámbar, que favorecen el descanso.
En el showroom de Luzio, esta filosofía también se traslada al aspecto visual de los productos de aromaterapia: "El sello de Luzio también está en la presentación de los productos de aromas ya que en nuestra tienda-showroom ofrecemos velas y difusores de gran formato que actúan como verdaderas piezas decorativas que perfuman y aportan carácter y estilo al espacio.” La estética, por tanto, no está reñida con la funcionalidad. Un difusor puede ser una escultura. Una vela, una fuente de luz ambiental. Y el aroma, el lenguaje invisible que lo une todo.
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