Además de ser presentadora de televisión y escritora, Nuria Roca, es arquitecta técnica y su sensibilidad por el diseño se nota en toda su casa. La colaboradora de El Hormiguero vive junto a su marido Juan del Val, sus tres hijos y dos perros en una moderna casa en Pozuelo de Alarcón, en las afueras de Madrid. A través de su perfil de Instagram, nos hemos colado en su casa para descubrir que adora el diseño, el color y los libros. Aquí algunas de sus manías.

Libros en todas las habitaciones

Uno de los espacios más instagrameados de su casa es el recibidor, allí la presentadora posa con sus estilismos que comparte en redes sociales. En este espacio hay un puf XXL en el que dejar bolsos y abrigos al llegar, una alfombra y se ve, cómo en la escalera, se le acumulan los libros apoyados en la barandilla. Nuria Ruca también tiene libros colocados en algunas zonas del suelo y también en una moderna librería negra con escalera corredera que ocupa toda una pared de su vivienda.

Muebles de diseño

La casa de Nuria Roca, con jardín y piscina, tiene los suelos de madera con alfombras y las paredes pintadas en blanco roto. Está distribuida en varias alturas y en el home tour que hemos hecho hemos detectado su pasión por los clásicos del diseño, como la Lounge Chair de Charles & Ray Eames.

Fotos familiares en las zonas privadas

Las paredes de la casa de la colaboradora de El Hormiguero están cuajadas de obras de arte y de láminas de diferentes tamaños. En el dormitorio principal, una estancia más íntima, Nuria Roca y Juan del Val han apostado por hacer un collage simétrico con fotos familiares enmarcadas.

Sin miedo al color

A la presentadora le gustan los colores vitamina y fuertes, que incluye en complementos y piezas de mobiliario. Así se ve en una zona del salón donde la vista se dirige a una butaca en un vibrante color naranja que reposa sobre una alfombra de piel de vaca. Al lado, en el comedor, se corrobora la pasión por el diseño de Nuria con las sillas Wishbone que Hans J. Wegner ideó en 1950.

Cocina en blanco

Contrarrestando los tonos vibrantes que predominan en el resto del chalet, pero en sintonía con el tono de las paredes, Nuria tiene una cocina de color blanco, con una gran isla y mucho almacenaje. Es un espacio grande, en el que la familia da rienda suelta a su pasión por la buena mesa.