Una abierta mirada

Casa a las afueras de Madrid, de Galán Sobrini Arquitectos

12 de mayo de 2020, 12:23

Existen umbrales que da gusto traspasar. Mejor dicho: en los que apetece demorarse para dar más sentido al gesto de penetrar en una casa. Nos referimos a entradas, accesos a una vivienda que no son una mera abertura –una puerta que se abre y se cierra–, sino toda una figura arquitectónica que elabora con gracia ese espacio fundamental de una casa, el que se muestra cerrado a la vía pública pero que tiene la “llave” para penetrar en su interior.

En este caso, el acceso tiene un interés especial por su exacta coherencia con el resto del proyecto del estudio Galán Sobrini, con una abertura vertical que atraviesa toda la altura de la casa y se remata con una breve marquesina, con el encantador detalle de esa mínima franja de aire que permite ver una línea de cielo. La puerta de entrada es la parte baja de una lámina de madera que se eleva casi hasta la marquesina. A un lado y otro de este acceso vemos ventanales que dan a un patio interior y la fachada de hormigón trabajada a la manera de lamas horizontales, con un hueco estrecho y vertical que acompaña la línea longitudinal de la entrada.

El salón a doble altura es la estancia clave de esta vivienda, cuya figura tiende ligeramente a la forma de una L, la cual responde –como explican las arquitectas Cristina Chaves Galán y Adriana Arranz-Sobrini– al propósito de que la mayor parte de los espacios se proyecten abiertamente hacia las bellas vistas que rodean la casa, situada en las afueras de Madrid. En cambio, la parte posterior del edificio (que da al sur) se cierra a la entrada excesiva de sol, salvo en algunos puntos estratégicos. Uno de esos puntos es el patio, que, como una linterna de amplio foco, ilumina zonas de la casa durante casi todo el día.

En la planta primera se articulan las zonas diurnas: el salón a doble altura, el comedor y la cocina con su office y su despensa. Los dormitorios –la suite principal, las habitaciones infantiles y de huéspedes– se encuentran en la planta alta junto con la biblioteca, volcada sobre el salón. En el sótano, además de las zonas de servicios y equipamientos, se sitúan el gimnasio y el garaje.

Elemento digno de ser destacado en este proyecto es el modo en que circulan el aire y la luz, ambos elementos encauzados por la articulación de los espacios y los recursos empleados, como ventanales amplios, divisiones interiores también de cristal y el patio, que funciona, ya lo hemos dicho, como una gran linterna. Circulación de aire y de luz que permite disfrutar con mayor nitidez los muchos atractivos visuales de que están dotados los interiores. En medio de la luz, los detalles en rojo refulgen con saltarina alegría. Desde la planta alta, a través de las grandes cristaleras, vemos la piscina en el jardín y, sobre todo, un delicioso pabellón que alberga un comedor al aire libre, delimitado por una pared-cortina de lamas de madera.

Rechazar y suscribirse

Si quieres actualizar tus preferencias de consentimiento haz click en el siguiente enlace