La casa se asienta en la ladera sureste de Ullastrell, un tranquilo pueblo a unos 45 minutos de Barcelona. Un antiguo muro de hormigón contiene el terreno inclinado a cuatro metros de altura sobre la calle. El estudio Miliuna Arquitectura, con Carles Marcos al frente, decidió conservarlo y reinterpretarlo como un basamento para la nueva edificación. La casa, para una pareja, debía de ser confortable, económica y ampliable en el futuro. Así, plantearon el programa como una adición de habitaciones que se yuxtaponen paralelamente a la dirección de la calle, ocupando así el menor espacio posible sobre el terreno.
Construida con muros de carga, la casa se resuelve en dos direcciones. Longitudinalmente, la secuencia de salas diluye los límites generales del espacio interior, enfatizados a su vez por el ritmo estructural continuo del forjado unidireccional. En el sentido transversal, se buscó la máxima permeabilidad desde el exterior a través de cada uno de los espacios domésticos, para favorecer la entrada del sol, la ventilación cruzada y la constante relación visual con el entorno.
Las estancias principales de la vivienda adquieren sentido como suma de pequeños espacios, dónde cada habitación se complementa con otros espacios de tamaño y proporción adecuados a su uso. El espacio exterior, parcialmente inclinado, toma forma como resultado de la posición que ocupa la casa en el terreno y especialmente de su relación con el límite definido por el gran muro existente.