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casa pasiva prefabricada arquima-barcelona vista exterior

La innovadora casa ha buscado ser un referente y un modelo a seguir desde el punto de vista de la eficiencia energética así como de la sostenibilidad, desde su fase inicial de concepción hasta su ejecución en obra.

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Para las fachadas y exteriores la empresa ha optado por madera Douglas sin albura, que confiere una durabilidad del todo natural y no necesita ningún tipo de mantenimiento.

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La decoración va en concordancia con el estilo arquitectónico y constructivo de la casa: las paredes blancas y un suelo de madera natural consiguen un ambiente del todo natural.

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La cocina, de estilo funcional y con isla central, dispone de electrodomésticos integrados en los muebles y se abre a un amplio salón-comedor en el que impera la sencillez y la calidez de la madera.

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La casa dispone de ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor, agua caliente sanitaria (ACS) generada con un equipo de aerotermia, climatización mediante suelo radiante e instalación de placas solares fotovoltaicas. El conjunto de instalaciones se controlan mediante un sistema domótico.

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La decoración del dormitorio principal, tipo suite con baño y vestidor integrados, también es fiel al espíritu de la casa. Sus tonos sosegados y su gran practicidad convierten a esta estancia en un espacio ideal para el descanso.

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Arquima también ha tenido en cuenta detalles como la instalación de griferías que cumpliesen con las exigencias del caudal de agua, ya que la certificación VERDE exige unos valores de consumo muy reducidos.

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La fachada se ha tintado en color gris con efecto de madera envejecida, característica que disimula los signos del paso del tiempo.

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Gracias a su diseño pasivo y el equipamiento eficiente, la demanda energética de esta vivienda en calefacción y refrigeración es de 10kWh/m2, lo que supone un ahorro de hasta el 90% respecto de una vivienda convencional.

Aunque se haya actualizado recientemente el Código Técnico de la Edificación (CTE) para converger con la obligatoriedad de que a partir del 1 de enero de 2021 todos los edificios de nueva construcción en el territorio de la Unión Europea sean Edificios de Energía Casi Nula (NZEB), España va un poco a la zaga respecto de otros países de Europa en cuanto a la adopción de una arquitectura más sostenible. Pero al menos puede presumir de tener la casa más sostenible del continente.

Así lo proclama la firma Arquima, especializada en construcción pasiva industrializada con madera, que ha concluido en Sant Andreu de la Barca, municipio del área metropolitana de Barcelona, la primera vivienda en Europa con la doble máxima certificación en sostenibilidad y eficiencia energética: Passivhaus Premium (Passivhaus Institut) y 5 hojas VERDE GBCe (Green Building Council España).

Para tener una idea más clara del hito, en la actualidad solo existen 19 viviendas en el mundo certificadas Passivhaus Premium y solo hay una vivienda prototipo GBCe 5 Hojas VERDE. La singularidad de este proyecto de Arquima es que dispone de ambas certificaciones.

La casa proyectada por el propio equipo de diseño de la firma lleva al límite las sensaciones: dentro de sus cuatro paredes el ruido de los coches es imperceptible, no hay corrientes de aire y la temperatura no varía de una habitación a otra, manteniéndose constante entre 22 y 24 grados.

La demanda energética de la casa en calefacción y refrigeración es de 10kWh/m2. Según José Antonio González, fundador y CEO de Arquima, “esto se traduce en un ahorro energético de más del 90% respecto a viviendas construidas según el Código Técnico de Edificación (CTE) de 2006, y en torno al 50% con la actualización del CTE que ha entrado en vigor este 1 de enero”.

Para la fabricación de la estructura se ha utilizado abeto de clase resistente C24 con una humedad inferior al 15%, mientras que para las fachadas y exteriores la empresa ha optado por madera Douglas sin albura, que confiere una durabilidad del todo natural y no necesita ningún tipo de mantenimiento. Además, la fachada se ha tintado en color gris con efecto de madera envejecida, característica que disimula los signos del paso del tiempo.

La certificación Passivhaus se basa en cinco criterios fundamentales a la hora de concebir un edificio. Todos ellos buscan incidir en distintos factores para lograr que el consumo energético del edificio sea el más bajo posible, sin desatender la funcionalidad ni la salud. Más allá del análisis del entorno y la orientación del edificio, que pueden ser distintos en cada proyecto, estos principios básicos pueden aplicarse a cualquier edificación: excelente aislamiento térmico; ventanas y puertas de altas prestaciones; ausencia de puentes térmicos; hermeticidad al aire y ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor.

Por su parte, la certificación GBCe mide el nivel de sostenibilidad de un proyecto mediante un sistema de puntuación que da por resultado un número de hojas, con un máximo de 5. Los criterios a tener en cuenta son: la ubicación del edificio, la calidad ambiental interior (aire, luz, ruido, confort), la gestión de los recursos (energía, agua, materiales), la integración social (accesibilidad, formación, comunicación) y su calidad técnica (monitorización, documentación, mantenimiento).

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