Construida a finales del siglo XIX como finca de explotación agrícola, esta casa flamenca de ladrillo visto y tejados rojos muy inclinados está resguardada por un gran parque, con zonas boscosas y áreas verdes soleadas, y tramos dibujados con parterres, setos, una alberca y demás figuras del paisajismo clásico con aire campestre. La travesía del parque es una preparación para el descubrimiento de la casa, una confluencia de distintos tiempos a través de una diversidad de estilos, materiales, formas, efectos...

Este mundo edénico ha sido creado por el matrimonio Hermans (Henri-Charles y Natacha), quienes se reparten las tareas de buscar materiales de calidad, rastrear muebles antiguos, objetos curiosos, piezas de arte contemporáneo, tapizados y toda clase de complementos. Fundador del estudio de interiorismo Polyedre, Henri-Charles Hermans se ha especializado en mobiliario europeo de los siglos XVIII y XIX, y múltiples piezas de esas épocas encuentran su lugar en las estancias de esta casa hospitalaria y alegre. Los paramentos blancos, los suelos de madera clara o piedra gris sirven de fondo suave a objetos de pesado hierro o bronce o roble. La casa es esa membrana que acoge y distribuye allí una consola Luis XVI, un banco de convento español, unos cuencos de cerámica toscanos, una mesa de campo, unos cuadros de arte abstracto de mediados del siglo XX… Diversidad que los tonos suaves y terrosos, las superficies límpidas, las texturas naturales y la luz verdosa, vegetal, que entra por los ventanales une lo disímil en un juego de seductoras afinidades.

La sala, el comedor, la cocina, los pasillos son momentos de un itinerario, de un viaje entre objetos que merecen la mirada atenta que dedicamos a una exposición de arte o a las vidrieras de un museo de arqueología. A lo largo de esos pasillos con suelos brillantes que dibujan ejes de circulación recordé una secuencia maravillosa del film La familia, de Louis Malle. La cámara enfoca un pasillo ancho y largo, ritmado por una sucesión de puertas abiertas y marcos de madera tallada. Los marcos son como arcos en el camino de la cámara, y las puertas abiertas acentúan para la mirada el movimiento de avance, de deslizamiento a través de luminosidades distintas (las estancias que vamos atravesando), hacia una ventana con cuarterones y un presentimiento del paisaje exterior. Pues en aquella película que protagonizaron Vittorio Gassman y Stefania Sandrelli el pasillo era una imagen del tiempo, de los años vividos por una familia en aquella casa. En esta no se trata de las edades de una familia, sino de una constelación de objetos de distintas épocas. Una casa con raíces en la tierra.