En esta vivienda recién reformada en pleno barrio de Eixample de Barcelona es fácil ver las huellas de su pasado. Porque las señales que ha dejado el paso del tiempo recorren casi todas las paredes de la casa y se han dejado al descubierto junto a partes estructurales de la vivienda. Retales de la historia de esta casa que ahora conversan con los nuevos elementos que hacen de ella un espacio contemporáneo adaptado a la vida moderna.

Según explican desde el estudio barcelonés S1gla, artífices del proyecto, originalmente la vivienda contaba con una distribución segmentada y escasa luminosidad por lo que en la reforma se reordenó todo el espacio, "optimizando así su funcionalidad y entrada de luz natural", aunque con una intervención mínima. "La cocina existente se reubica convirtiéndola en un espacio central, característico del estilo de vida contemporáneo, compartiendo un mismo ambiente con el comedor y el salón", señalan.

Gracias a la nueva distribución, todas las estancias de la casa se iluminan naturalmente desde el exterior, entrando desde varias direcciones grandes a las diferentes aberturas y ventanas, y se relacionan entre sí mediante un pasillo que bordea en forma de L. Además, el proyecto pone especial atención a la selección de materiales buscando complementarlos con los originales de la casa. "Se potencian las texturas existentes en su máxima crudeza, repicando paredes y dejando el forjado completamente visto", explican desde el estudio.

De este modo, el pasillo se ha definido con un tabique de termoarcilla que divide la casa en dos y diferencia lo original y lo nuevo. Su textura se asemeja a la brutalista de techos y paredes originales mientras una serie de listones de madera lo recorren y se fusionan con el suelo de parquet que dota de calidez a la casa.

Sin embargo, una de las señas de identidad de la casa y que la dota de color es el decapado de las paredes originales. A través de este se desvela una singular textura y mezcla de colores que crean un dialogo constante con la cerámica amarilla del baño y de la cocina. Una forma de integrar el pasado de esta casa en su nueva vida y "enfatizando la coexistencia entre lo antiguo y lo nuevo, blanco y color".

 

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Espacio principal de la casa que unifica salón y cocina. Las piezas seleccionadas para el proyecto han sido cedidas por la tienda de muebles El Recibidor, de Barcelona. 

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El pasillo separa esta zona del resto de la casa.

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Detalle de la cocina con lámpara de Louis Poulsen. 

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la nueva distribución de la vivienda asegura que la luz se filtre por diversas ventanas y aberturas.

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El pasillo de la vivienda se define con un muero de termoarcilla.

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Parte de la pared de la cocina se ha recubierto con un azulejo en tonos amarillos.

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Además, la cocina se ha revestido con materiales como la madera.

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El mobiliario sencillo de la cocina encaja a la perfección con los materiales elegidos en paredes y suelos.

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Los colores de las paredes hablan del pasado de la propia vivienda.

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Una de las aperturas del pasillo por la que consigue filtrarse la luz.

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Al fondo, pueden verse las paredes de la vivienda que se han decapado.