1 /6
Vestida para calmar
Pere Peris

Vestida para calmar

La solución más inmediata y sencilla es aprovechar la capacidad de absorción y amortiguación acústica de los productos textiles. Las cortinas, cuando más gruesas y arrugadas, mayor capacidad de absorción tendrán.

Pisadas silenciosas
Juan Rodríguez

Pisadas silenciosas

Las láminas de polietileno son un novedoso formato para reducir la transmisión de ruidos a través del pavimento. Las hay específicas para colocar debajo del mortero y de la tarima de madera. Lo ideal es colocar el aislamiento en el lugar desde donde se producen los ruidos o golpes, así conseguiremos un elevado nivel de amortiguación del impacto, entre un 80% y un 85%. Si lo ponemos en el espacio donde se reciben los ruidos, el nivel de neutralización es inferior, entre un 30% y un 35%.

La higiene tranquila
Eugeni Pons

La higiene tranquila

El ruido de los bajantes del baño está en torno a los 50 decibelios, que es el sonido de una conversación normal; pero es posible reducirlo hasta los 30 decibelios (similar al de una conversación en una biblioteca) gracias al aislamiento acústico, según la firma Danosa. Aislar los bajantes del baño requiere abrir la pared y el coste de la obra para una de 0,2 metros de ancho y 2,5 metros de alto ronda los 100 euros.

El mueble discreto
Eugeni Pons

El mueble discreto

A menos que hayamos cubierto todo el suelo con moqueta, el gesto de desplazar una silla o una mesa por un suelo de madera o de material cerámico es una de las fuentes más habituales de ruido molesto. Algo que podemos neutralizar colocando unos sencillos y baratos discos de fieltro en las patas.

Airflake Stefan Borselius. Las paredes ya no oyen

Las paredes ya no oyen

Otra posibilidad son los biombos aislantes o los paneles acústicos, que pueden colocarse como elementos decorativos en la pared y que suelen ser de yeso, poliuretano o fieltro. De este último material es el modelo Airflake de la imagen, de Stefan Borselius para Abstracta.

Máquina con silenciador

Máquina con silenciador

La lavadora es uno de los electrodomésticos más ruidosos junto con el aspirador. Los modelos más avanzados van incorporando paulatinamente motores brushless, sin escobillas, que eliminan el rozamiento producido por estos elementos. También hay que tener en cuenta que el ruido puede originarse por una desnivelación de las patas, o por la presencia de elementos metálicos en la colada –hebillas, corchetes etc.–

Los ruidos en casa son un clásico del verano. No es que por efecto del calor el ánimo se nos altere y nos volvamos más escandalosos –aunque es verdad que la canícula puede llegar a sacarnos de quicio–; sencillamente, es porque se trata de la época en que nuestra casa permanece más tiempo abierta por aquello de que se airee y refresque y para disfrutar más del buen tiempo. Y eso, obviamente, hace que recibamos la visita indeseada de los ruidos del exterior.

No es un problema menor. Casi el 16% de los hogares españoles padece ruidos procedentes de los vecinos o de la calle, con picos que llegan hasta el 37% en Ceuta o el 28% en Baleares, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Eso hace que nuestro país sea el país más ruidoso de la Unión Europea y el segundo del mundo, solo por detrás de Japón, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según una encuesta de la web de reformas integrales y reparaciones HomeServe, los sonidos que más afectan son los generados por los propios vecinos (41%), hasta el punto de llegar a escuchar sus conversaciones (32%) o los diálogos de la serie de televisión que estén viendo (12%). Las aspiradoras y lavadoras molestan a un 33% de los encuestados, las mascotas al 18% y la música alta al 13%.

El problema es que atajar el ruido no es sencillo, sobre todo en fincas antiguas que no cuentan con aislamiento, por lo que sería necesaria una obra costosa y de calado. Por si fuera poco, hay ruidos, como los de impacto, que dependen de la voluntad del vecino del piso superior. Por eso, un 70% de los españoles que ha planteado adoptar alguna medida de insonorización.

Para los propietarios que están dispuestos —u obligados— a hacer obras para que el vecino de abajo no tenga que soportar sus pisadas, los objetos que caen al suelo o el movimiento de sus muebles, el mercado ofrece soluciones económicas, algunas con poca obra y otras que puede hacer con sus propias manos. Estos ruidos de impacto son los más complicados de mitigar y suponen el 16% de los sonidos molestos. La buena noticia es que se pueden reducir a la mitad —entre los 18 y los 22 decibelios—, adoptando algunas de las medidas que se ofrecen en este artículo.