Desde que en 1836, un grupo de jóvenes decidió crear la institución del Casino de Madrid como lugar de reunión para actividades culturales y de ocio, sus estancias han estado reservadas a los privilegiados socios de la fundación. Para el público general, la única oportunidad para echar vistazo a los impresionantes interiores del edificio es visitando su restaurante.

Acceso a uno de los salones.

Por si contemplar la imponente decoración decimonónica de la construcción no fuera excusa suficiente, el local cuenta con vistas sobre las azoteas de Madrid. El restaurante puede además presumir de su cocina, capitaneada por el chef Paco Roncero, con dos estrellas Michelín y una decoración renovada por Jaime Hayón.

La nueva decoración imprime optimismo y energía.

La historia entre Hayón y la Terraza del Casino de Madrid se remonta a una década atrás, cuando ideó su interiorismo por primera vez. En su intervención inicial el diseñador introdujo nuevos elementos de mobiliario que buscaban el equilibrio entre pasado y futuro, reivindicando la historia del edificio y conectándola con la cocina innovadora de Paco Roncero. Aquel proyecto conjunto resultó un gran éxito, aclamado por críticos y comensales.

Los verdes, azules y toques dorados sorprenden a los comensales.

El reciente proyecto de interiorismo del restaurante sigue respirando el espíritu histórico del edificio, pero Hayón se las ingenia para llenarlo de vivos colores y geometrías que aportan una sensibilidad más optimista y lúdica al entorno. El diseñador hace un ejercicio introspectivo para revitalizar su propia idea desde una perspectiva actualizada. El espacio se colorea con azules profundos, verdes suaves y brillantes notas de dorados que sorprenden a los visitantes.

El universo creativo de Hayón se refleja en el mobiliario y la iluminación.

El universo creativo de Hayón se refleja en todo el mobiliario. Sus dramáticas lámparas de araña, con pantallas cónicas, dibujan una topografía bajo los altos techos y enfatizan la verticalidad del espacio. Las coloridas puertas y arcos de vidrio que separan las salas adquieren ahora un nuevo protagonismo en contaste con las paredes de color. La sillería existente se sustituye por el modelo Cath Chair del diseñador, suavizando las ortogonales lineal de las antiguas y remarcando su presencia con un amarillo brillante.

No falta el sello propio de la firma: los característicos ojos, narices, orejas y bocas, que se dibujan en lámparas, carritos o vajillas.