Los sensores de la Dyson Lightcycle se ajustan automáticamente, según los cambios de iluminación del entorno.

Antes de existir la luz artificial, organizábamos nuestras actividades alrededor del ciclo de la luz solar. Hoy en día, pasamos hasta el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores y, gracias a la luz artificial, podemos prolongar nuestra actividad tanto como deseemos o necesitemos. Sin embargo, que la luz tenga un color y una intensidad diferente a la natural puede afectar a la producción de melatonina, haciendo que cambien nuestras funciones vitales e incluso cómo nos sentimos.

Su geolocalizador ajusta continuamente su temperatura de color y luminosidad a la luz local. 

La lámpara Dyson Lightcycle ajusta continuamente su temperatura de color y luminosidad a la luz natural local, gracias a la geolocalización, proporcionando la idónea para cada momento del día, en cualquier lugar del mundo. Para realizar el cálculo utiliza un algoritmo de hora, fecha y ubicación. El software está respaldado por los datos recabados tras más de un millón de mediciones por satélite, que proporcionan las condiciones de luz en la atmósfera en distintas horas. Un microprocesador de 32 bits dentro de la luminaria interpreta estos datos de forma continua, comunicándoselos al motor óptico. Mientras que los tres leds de luz cálida y los tres de fría trabajan en paralelo, para simular la temperatura de color de la luz diurna, de 2.700º a 6.500º Kelvin. Además, un sensor de luz ambiental permite que los niveles de luz se ajusten automáticamente, según los cambios de iluminación del entorno.

Incorpora tecnología Heat Pipe, para mantener la luminosidad y la calidad de la luz durante 60 años.

A pesar de que no lo percibimos, una luz más tenue de lo debido, parpadeante o que nos deslumbre puede provocar fatiga visual. La Dyson Lightcycle proporciona una iluminación potente y de calidad, con una luminosidad superior a 1.000 Lux, combinada con una protección contra el deslumbramiento y un parpadeo menor al 1%. Un reflector heptagonal mezcla de manera equilibrada, creando un único haz, que protege los ojos del deslumbramiento y proporciona una iluminación uniforme, mejorando nuestra agudeza visual. Para que no pierda ninguno de sus poderes a lo largo de su vida, incorpora la tecnología Heat Pipe, que produce un ciclo de refrigeración continuo, que no consume energía y logra mantener la luminosidad y la calidad durante 60 años. Sin duda, estamos ante una sexagenaria con estilo, cuyo brazo cuenta con un puerto USB, para la carga de dispositivos.

Totalmente personalizable, cuenta con diferentes modos en función del momento: relax, estudio, despertar...

Dado que una persona de 65 años necesita hasta cuatro veces más luz que una de 20, la personalización es clave para obtener la luz adecuada según la edad y la situación. La aplicación Dyson Link permite ajustar la emisión según tus años y la tarea que estés realizando en ese momento, la rutina diaria y la luz natural local. Además, cuenta con modos preconfigurados (relax, estudio, despertar, dormir, precisión…) o la posibilidad de personalizarlos. ¡Hágase la luz!