Con estas claves será muy fácil mantener la casa ordenada

Según Marie Kondo, en cuanto te empiezas a organizar, te sientes obligado a reajustar tu vida. La armonía doméstica tiene un efecto rebote sobre tu estado de ánimo y en la forma en que percibes el mundo. El cambio puede llegar a través de pequeños detalles: hacer una selección más precisa de los objetos que decoran tu estantería o bien optar por una paleta de colores más suave. En la fotografía, diseños de Marimekko.

El buen orden no consiste tanto en tener todos los elementos de la casa perfectamente clasificados, como en conseguir que el conjunto final esté dotado de armonía.
Es recomendabe lograr el equilibrio de los objetos que tenemos en exposición y no olvidar nunca la máxima de que es imprescindible renunciar a algunos objetos antes de caer en el temido problema de la sobresaturación.

Una medida eficaz para dejar de malgastar minutos buscando objetos perdidos es rodearte de muebles clasificadores que te permitan tener a la vista los pequeños objetos diarios, como la agenda o la tableta. En la fotografía, una práctica pieza para almacenar objetos detrás del cabecero, de Ikea.

Hay medidas que nunca fallan, como reservar los estantes de arriba a las maletas o a la ropa de otras temporadas. En los estantes del centro, los más accesibles, podemos poner jerséis doblados o cajas en las que colgaremos una etiqueta para conocer cuál es su contenido. Un armario siempre tiene que tener un espacio para colgar la ropa, o incluso dos. Una medida más larga para los pantalones y una más corta destinada a las chaquetas.

La iluminación de los interiores de los muebles te ayuda a mantener el orden en casa. Sin contar que da un aspecto futurista y original al espacio. Las puertas transparentes de los armarios son una medida eficaz para que el tema de la ropa no se te vaya de las manos. Teniendo en cuenta que ves tu ropa cada vez que entras en la habitación, te interesa tenerlo todo ordenado. Y si con los estantes de que dispones no tienes suficiente, encontrarás bonitas cajas con las que hacer magia.

"Todo tiene un orden, aun dentro del caos", dice el místico Swami Nadhin. La filosofía oriental recomienda tener orden en lo físico, sin volverse rígido ni encerrarse en un esquema estructurado, creyendo que eso es orden. Sin embargo, aconseja respetar una disciplina estando atento y a la vez siendo sensible. "Solo una mente que está siempre aprendiendo está en orden", reza el dicho. En la fotografía, la silla Wiggle, diseñada por Frank Gehry para Vitra.

Es imposible ordenar sin saber primero qué tenemos en casa. Y para eso es imprescindible poner la casa patas arriba. Por unos momentos, tu vivienda tendrá un aspecto peor que antes, pero mejorará. Ese caos da respeto porque es una sensación de pérdida de control, pero es el único lugar desde el que se puede purgar. En la fotografía, estantería Configuration 7 gris, de Cecilie Manz para Muuto. 

Hay compras imprescindibles, como por ejemplo las estanterías de pared. Puede parecer muy obvio, pero siguen funcionando. Elementos tan sencillos como los ganchos también son ideales para el vestidor o el baño. Igual que las cestas colgantes, que se deslizan bajo los estantes normales y crean otro estante debajo, ayudando a maximizar el espacio vertical. Las bandejas pequeñas son muy útiles para tener un lugar claramente definido para cada grupo de cosas.

En todas las casas hay rincones que parecen imanes capaces de atraer todo el desorden del universo. Cada persona tiene su punto débil, pero, en general, las zonas con más peligro acostumbran a ser cuatro: el dormitorio, la cocina, el baño y las superficies planas. Donde haya una superficie de apoyo libre, allí se acumulará el desorden. Lo importante es ordenarlo antes de que esa situación forme parte del paisaje. Conviene conservar solo lo útil y bonito; para la gente muy visual, la estética influye mucho.

Hay muebles que consiguen que tengas más control sobre tus espacios. Los muebles inteligentes logran que puedas gestionar mejor las cosas. Muebles divididos en estanterías que te permitirán guardar solo lo imprescindible. Cuando empieces a decidir lo que necesitas y lo que no, es mejor comenzar por las cosas con una carga emocional menor. Por ejemplo, los cables. ¿Qué posibilidades hay de que vuelvas a necesitar uno de tus cuatro cables Ethernet?

David Allen también habla de una regla que consiste en tocar solo una vez las cosas y no dejarlas hasta que estén en su sitio. Por ejemplo, recoges la correspondencia y, en lugar de dejarla en la mesa del recibidor, archivas la importante y reciclas la que no te interesa.