Diseñar su propia casa puede tener numerosas ventajas para un arquitecto, como decidirse por soluciones más particulares y llamativas, pero también muchos aspectos en contra. "Creo que genera una incertidumbre constante no tener un feedback o una opinión contrastada con un cliente", explica el arquitecto Antonio del Barrio, 50% de BarrioBoher junto a Leonardo Bohrer. En su caso, la solución para diseñar su casa fue facturar un proyecto sencillo y de una querencia estética casi minimalista y puramente arquitectónica en el que la carpintería sirve como nexo de las diferentes estancias y los espejos ayudan a crear una mayor amplitud.
La vivienda, que se encuentra en un edificio de los años 80 de barrio de Chamberí, se tuvo que reformar al completo al contar con materiales que no estaban en buen estado y una distribución poco práctica y totalmente compartimentada. Eso sí, contaba con una buena base al tener todas las estancias al menos una ventana, de grandes dimensiones, al exterior. La distribución actual de sus 85 metros es de dos habitaciones, dos baños, y un único espacio de estar con cocina y comedor ademas de una práctica terraza.
"Decidimos abrir todo lo máximo posible, creando un espacio continuo desde el acceso, y librarnos de ciertos prejuicios como separar la cocina del resto, o acceder a las habitaciones, o baños, a través de un pasillo", señala el arquitecto.
Debido las peculiaridades de la casa, en un edificio que conforma la esquina de la manzana y que se estrecha generan efectos únicos y llamativos, se ha jugado con elementos como puertas de espejo, modificando la lectura de los límites. "Los materiales y las tonalidades creo que podrían formar parte del ideario de vivienda de cualquier individuo. Partiendo de eso, el diseño se centra en resolver detalles como la carpintería, los encuentros entre distintos materiales, o ciertos gestos volumétricos, de manera más dramática o emocional, distorsionando y exagerando las proporciones que habitualmente tendrían", cuenta del barrio.
Así, se usaron materiales clásicos de las viviendas de Madrid como una tarima de pino barnizada con veta, mármol blanco Ibiza envejecido o carpintería de DM también blanca. Por su parte, el mobiliario tiene una base contemporánea con numerosas piezas de diseño propio, como la mesa del comedor, que se mezcla con otras de marcas como Muuto o Andreu World y luminarias de Artemide, Flos o Louis Poulsen. Una de las pocas piezas con color es el sofá con un tejido diseño de Raf Simons para Kvadrat que parece destacar en una vivienda en la que la sencillez y la funcionalidad son la norma.