A solo dos horas al norte de la ciudad de Nueva York, en el paraje rural del valle del río Hudson, entre tierras de cultivo, se encuentra este granero del siglo XIX que es un alarde de arquitectura pasiva. Con revestimiento negro y los marcos de las ventanas de color rojo brillante, esta construcción es el resultado de la colaboración entre su propietario Ian Hague y los arquitectos Barlis Wedlick, que están especializados en viviendas energéticamente eficientes. Para la decoración del interior, la madera convive con muebles antiguos y de autor y crea un espacio cómodo acogedor en el que refugiarse.

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granero casa hudson valley
Brian Ferry

El granero, de 325 metros cuadrados, se transportó desde una propiedad cercana y está pensado como un espacio de encuentro. La propiedad se ha construido siguiendo los preceptos de la arquitectura pasiva. Una matriz fotovoltaica incorporada en el techo a dos aguas da energía a los edificios. 

zona juegos casa hudson valley
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En el granero, una carpa interior y un puente con barandillas de cuerda convierten el loft de arriba en zona de esparcimiento, mientras que un poste de bombero conduce al piso de abajo. Las coloridas alfombras y una estufa de leña contribuyen a dar calidez al espacio, especialmente en las noches de invierno.

fachada hudson valley
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Enclavado en los árboles, arriba en la colina, se encuentra un refugio más privado. La casa de 167 metros cuadrados se inspira en el granero y hace eco de la arquitectura vernácula del norte del estado de Nueva York. Está construida con paneles de aislamiento estructural de Vermont Timber Frames y revestida con madera de cedro carbonizado según la técnica japonesa 'shou-sugi-ban'.

fachada madera oscurecida hudson valley

En el terreno también hay una piscina natural, la primera de su tipo en el estado de Nueva York, que está completamente filtrada por plantas y sistemas orgánicos y su silueta se funde armónicamente con los suaves contornos de la vegetación circundante. Además, el garaje de la propiedad acoge en su interior una de las dos estaciones de carga de Tesla, escondida en una bomba de gas Esso de estilo vintage para que no desentone con el resto de muebles antiguos de su propietario.

interior madera azul y amarillo casa hudson valley
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En la vivienda se juega con la madera, las diferentes alturas y el color para conseguir un espacio cálido. La escalera en vibrante amarillo, en contraste con la carpintería gris, da la bienvenida y hace de guía a través del espacio. En el comedor, la mesa y las sillas modernas danesas son de época y el banco bajo de dos plazas de Studio Ilse.

estantería y librería casa hudson valley
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El propietario de la vivienda, un gestor de fondos de la ciudad de Nueva York (cuyo negocio se centra en Europa del Este y Rusia) imaginó una ermita en el bosque hecha a la medida de sus intereses: la lectura, construir maquetas de aviones de madera, conducir un Tesla y descomprimirse en medio de las copas de los árboles. También quería crear un refugio de vanguardia y de bajo impacto.
 

cocina casa hudson valley
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Las decoración de la vivienda corrió a cargo de la interiorista Elaine Santos, que ha mantenido la coherencia armónica en la casa a través de los materiales. Suelos de roble y paredes blancas son un denominador común en las estancias. 

dormitorio casa hudson valley
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Al dormitorio principal se accede por una media escalera. La cama principal, con un cabecero de macramé, se emplaza en un hueco de la carpintería hecha a medida, lo que genera la sensación de que forma parte de la arquitectura. A ambos lados hay estanterías y discretos armarios.

baño casa hudson valley
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En el baño principal, una bañera se asienta sobre una base de madera en bruto, la misma que se usa para las vigas. Para paredes y suelo se han combinado baldosas de mosaico con las del metro rectangulares. 

Barlis-Wedlick-Fox-Hall-House-Hudson-Valley-
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La joya de la propiedad es una torre de cedro de tres pisos conectada a la casa principal por un puente. Esta construcción acoge un gran parque de juegos con un columpio en la parte superior, asientos en el porche en el segundo nivel y una sauna en la planta baja. El resultado es enclave en idílico y hecho a la medida de las necesidades de su idiosincrásico propietario.