Veinte años atrás, cuando se empezaba a hablar de las casas prefabricadas, se tendía a pensar en la rápida reproducción de una pequeña vivienda estilo chalé, carente de personalidad. Hoy este este prejuicio ya no tiene sentido. En la actualidad todos los expertos y profesionales subrayan que el término que debería emplearse es el de casa o arquitectura industrializada. "Hemos tenido que derribar muchos prejuicios porque algunas personas consideraban que se trataban de viviendas low cost. Afortunadamente, esa visión ha cambiado. Los clientes buscan el mejor diseño y una excelencia en la calidad de los espacios y los detalles", apunta Mercedes Navarro, arquitecta y responsable de comunicación de Casas inHAUS.
Las casas prefabricadas con casas únicas
Tal como ella misma y el arquitecto Juan Herreros afirman, "en la última década la mayor evolución ha venido dada por la personalización del producto ya que hemos pasado de una producción en serie a una nueva dinámica que se adapta a las necesidades y los gustos de cada individuo". Arquitectos, diseñadores y fabricantes, ahora más que nunca, fortalecen sus sinergias para conseguir este objetivo.
El futuro, eso sí, pasa por el uso de técnicas y materiales eficientes energéticamente y, sobre todo, más respetuosos con el planeta. "La mejora de las características mecánicas y térmicas va a reducir el impacto medioambiental. Cada vez se están desarrollando más materiales que integran nanotecnología con elementos descontaminantes, así como radiantes que integran elementos fotovoltaicos o sistemas de ventilación y tratamiento del aire. Tenemos claro que, además de la sostenibilidad, el hecho de vivir en un espacio saludable será un requerimiento clave para la nueva generación del hogar", dice Matthieu Filiol, director comercial de Hormipresa.
El debate, todo sea dicho, no radica tanto en si las casas industrializadas del mañana deben ser realmente de hormigón, madera o acero. Nacho Lechón, uno de los socios del estudio de arquitectura Ábaton, cree que "la solución estará en la combinación de todos ellos porque cada material tiene sus propias ventajas. El hormigón para pilares o muros de contención no tiene rival, mientras que la madera es muy fácil de cortar, ensamblar y ligera de transportar".
Por su parte, Juan Herreros puntualiza que "la transformación de los sistemas constructivos ha ido pareja a la evolución de las sensibilidades colectivas medioambientales. Es cierto que la madera aparece con mucha fuerza, pero también es- tán surgiendo con ímpetu elementos reciclados que nacen de otros materiales derribados y que estaban obsoletos en una vida anterior". "La metodología ya se está gestando", apostilla Mercedes Navarro. "Lo que más pueden variar son las medidas de aislamiento para que estas generen menos residuos", concluye.
Revolución normativa
Como si de un coche se tratara, esta tipología de vivienda se produce en un taller y, en un plazo máximo de cinco meses, está lista para ser habitada. A nivel normativo debe seguir los mismos requisitos que cualquier otra obra convencional, por lo que todos coinciden en que los plazos de tramitación de licencias (que pueden llevar hasta los ocho meses de espera, con suerte) podrían acortarse. Las administraciones deben ser más conscientes de la revolución que se está fraguando.
Con altura
"Me gustaría que todos fuéramos más conscientes de la necesidad de no seguir destruyendo nuestro planeta. La demanda de construcciones sin huella de carbono y con neutralidad energética va a extenderse. Y eso nos llevará a redefinir nuestra concepción del lujo, el confort y la calidad", opina el arquitecto Juan Herreros, fundador de Estudio Herreros. "La arquitectura industrializada lo facilita todo al ser más rápida y directa. Me parece ridículo que, por sucumbir al modelo residencial de nuestros abuelos, seamos capaces de sacrificar tres años de nuestra vida para disponer de una casa cuando podríamos tenerla perfectamente acabada en un máximo de cinco meses", añade.
Impresión 3D
El sector de la construcción mira a la impresión 3D como una aliada futura. Cierto es que actualmente ya existen viviendas de una sola planta en Japón o en Francia nacidas a partir de esta técnica, aunque todavía queda un largo recorrido para que estas impresoras obren su magia y fabriquen elementos estructurales a gran escala más allá de puntuales piezas de mobiliario o elementos decorativos. Está claro que cuando dicha tecnología lo permita, su impacto arquitectónico será enorme. Pero antes de ello tendrá que abaratarse el proceso, comprobar su posible viabilidad económica y realizar modificaciones en la normativa existente. Ocurrirá, pero no antes de un lustro o una década siendo muy optimistas.
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