Josep Maria Tarragona revela los secretos mejor guardados del arquitecto catalán en Gaudí, el constructor de la Sagrada Familia (Torsimany Books). Datos que demuestran que el principal representante del modernismo tuvo más éxito profesional que personal.

Por ejemplo, ¿sabías que era un mal estudiante y que suspendió varias asignaturas durante la carrera? Ello, sin embargo, no le impidió convertirse en el arquitecto más solicitado en los círculos de la burguesía catalana. La biografía de Tarragona no es la primera, pero sí una de las más completas y fidedignas del arquitecto catalán. No en vano, no es la primera vez que este diseñador industrial aborda en un libro la figura de Gaudí, y hay quien lo considera su biógrafo oficial.

Los que afirman que Gaudí era un libertino llevan razón. Pero es que los que aseguran que se recluyó como un monje, también. Durante su juventud, se dejó llevar por una vida de excesos, y estuvo cerca de los que disfrutaban de una vida de lujos, pero en un momento dado, su vida dio un giro de 180 grados y se entregó por completo a la religión. Curiosamente, no aceptó el encargo de la Sagrada Familia por la fe religiosa, sino por ambición profesional. Paradojas de este artista, cuya figura está pendiente de beatificación.

Tarragona, precisamente, es uno de los principales impulsores de la beatificación del arquitecto, pero, sacar a la luz todos estos trapitos sucios, ¿no podría entorpecer el proceso? Según Tarragona, nada puede hacer sombra a su labor profesional, y merece ser reconocida en grado máximo.

En cuestión sentimental, las chicas inspiraron sus obras, pero ninguna de ellas se rindió a sus encantos. El constructor de la Sagrada Familia vio cómo se frustraba su deseo de fundar su propio núcleo familiar. Tenía una relación complicada con las mujeres. Cuando falleció su sobrina, se negó a vivir solo con su asistenta, por el que dirán.

La acogida del Parc Güell de Antoni Gaudí por parte de la ciudadanía fue más bien fría

Y no todo fueron alegrías en el terreno laboral. El Park Güell, su idea de ciudad-modelo, no obtuvo el éxito esperado, porque nadie quería irse a vivir allí. Paralelamente a sus grandes proyectos de templos, también diseñó muebles modestos y discretas luces. Piezas que, poco a poco, van saliendo a la luz y que no hacen más que incrementar la leyenda del artista.