Por su climatología y orografía, Galicia es una región especialmente bendecida por masas forestales cuyo aprovechamiento para la construcción y la producción de mobiliario puede contribuir al desarrollo económico y a una arquitectura sin huella de carbono. Especialmente si ese aprovechamiento se hace con criterios de sostenibilidad.

En Lugo, y más concretamente en el barrio multiecológico Lugo+Biodinámico, hay un ejemplo de lo que puede dar de sí este enfoque de la explotación sensata de un recurso natural. Allí se alza el edificio Impulso Verde, diseñado por el arquitecto Antonio J. Lara Bocanegra, cuya estructura prefabricada está realizada íntegramente con madera gallega. Se trata de la primera construcción en España en obtener la certificación FSC de proyectos que garantiza que toda la madera empleada procede de bosques gestionados de forma responsable y fuentes controladas.

    La envolvente térmica utiliza soluciones ligeras de tipo pasivo que incluyen elevados espesores de aislamiento y sellados para garantizar la estanqueidad del aire.

La estructura de Impulso Verde, de 18 metros de altura y cuatro plantas, está compuesta mayoritariamente de tableros de madera contralaminada (CLT) de pino radiata, y por un sistema innovador de cubierta formado por múltiples capas entrecruzadas de piezas de madera de eucalipto.

Exteriormente, Impulso Verde está recubierto por un sistema de fachada tecnológica ventilada de pizarra local.

Además de las propiedades ecológicas intrínsecas del material elegido –la madera, durante su vida útil y posterior reciclaje, tiene una huella de carbono de 0 kg CO2e–, el edificio adopta otras estrategias para reducir al máximo su consumo energético y minimizar su impacto ambiental: distribución programática en función de la orientación, uso de energías renovables, aprovechamiento de la iluminación natural, inserción de espacios activos de regulación térmica o el empleo de un sistema de gestión y control centralizado que permite reducir los consumos de los diferentes equipos. Con ello está previsto conseguir un ahorro de energía del 74% respecto de un edificio de oficinas convencional y de un 54% respecto de un edificio de nueva construcción.

El edificio tiene una altura de 18 metros, cuatro plantas y cerca de 700 metros cuadrados de superficie.

"Las ventajas mediambientales, junto con su capacidad de prefabricación y la innovación continua en productos y soluciones estructurales para la construcción en media y gran altura son argumentos para que el uso de la madera siga creciendo de modo exponencial en los próximos años", señala el autor del proyecto.

El edificio, inaugurado el pasado 1 de abril, se destinará a servicios municipales, espacios de coworking para empresas relacionadas con el medioambiente, zonas para exposiciones y aulas de formación.