En el corazón de la Maragatería, en la provincia de León, donde las rutas del Camino de Santiago serpentean entre montañas y valles, el Monasterio de San Salvador del Monte Irago se alza como un punto de encuentro espiritual y cultural. Este lugar, que ha servido durante siglos como refugio para monjes y peregrinos, ha experimentado recientemente una transformación significativa a cargo del estudio leonés Vira Arquitectura, que ha sabido enlazar el patrimonio histórico con las necesidades contemporáneas a través de un proyecto de ampliación.

Situado a los pies del imponente Monte Teleno, la reciente ampliación, particularmente el nuevo refectorio, encarna un diálogo entre la austeridad y la geometría contemporáneas con la exuberancia del entorno natural y la riqueza histórica del claustro.

 

Entre la tradición y la modernidad

El nuevo refectorio, concebido como una extensión del pequeño monasterio, destaca por su sencillez. Su diseño, en planta baja con una cubierta a dos aguas sobre cerchas de madera contralaminada, refleja ese equilibrio que iba ligado al proyecto desde el principio: el diálogo entre lo austero y lo moderno. 

 

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230921 VIRA ARQUITECTURA MONASTERIO RABANAL DEL CAMINO © Javier Bravo
Javier Bravo

Conexión con el exterior

La decisión de abrir el espacio hacia el claustro mediante grandes cristaleras permite una conexión visual y física con el exterior, contrastando con los muros de mampostería que proporcionan privacidad y recogimiento.

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Austero con lenguaje contemporáneo

El espacio intramuros supone una experiencia contemporánea que pasa desapercibida desde el exterior como comedor para monjes y peregrinos.

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Madera de fresno tintada

La elección de materiales es especialmente significativa en este proyecto. La madera de fresno tintada en negro, dialoga con las casullas de los monjes y las tradicionales cubiertas de pizarra de la región.

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Blanco puro

El blanco de las paredes interiores y la piedra de los muros, crea un diálogo cromático que invita a la introspección. 

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Juego de contrastes

Este juego de contrastes se ve reforzado por el amplio paño acristalado que se abre hacia el jardín, adaptado a la topografía del lugar con un accesible recorrido perimetral.

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Lugar de encuentro

El refectorio no solo cumple una función alimentaria, sino que se convierte en un espacio de encuentro y reflexión para monjes y peregrinos.

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Rotundidad cromática

"La rotundidad cromática es una apuesta formal y estética y pretende generar una sensación austera y esencial", apuntan desde el estudio.

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Aprovechamiento solar

El diseño del claustro se ha pensado cuidadosamente para responder a la orientación del edificio, creando un voladizo hacia el sur que protege del sol directo en verano sin obstruirlo en invierno. 

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Sala de estar

La reforma también abarcó la sala de lectura y la sala de estar. 

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Sala de lectura

En la sala de estar y la sala de lectura se emplearon los mismos materiales y un lenguaje cromático más cálido, fomentando así un ambiente propicio para la calma y la reflexión.