El aumento de las temperaturas que han fulminado récords históricos y los continuos episodios de sequía son cada vez más comunes en nuestro país y conforman una nueva realidad climática que hay que tener en cuenta también a la hora de diseñar un jardín. Para acotar el uso excesivo de recursos naturales como el agua han surgido movimientos como la xerojardinería. ¿Qué es? Se trata de una forma sostenible de entender la jardinería que no es una idea nueva, sino una corriente surgida en los años 80 a raíz de las graves sequías de California y Colorado, y que ahora vuelve a estar de actualidad por apostar por un consumo de agua escaso.

La xerojardineria (del griego xeros, que significa seco), aboga por un uso racional del agua y por escoger especies adaptadas al medio y las condiciones climáticas. Para conseguirlo, entran en juego factores como el diseño de espacios, la preparación del suelo o la selección de especies con necesidades hídricas similares.

Evita la simetría

Según esta filosofía, una de las primeras premisas es evitar, mientras se pueda, las líneas rectas y utilizar más formas orgánicas y distribuir las plantas sin simetría Esto hace parecer al jardín más grande, más frondoso e interesante a la vista, ya que siempre el ojo humano suele buscar la paridad y la geometría. "Incluso podríamos conseguir un efecto de aspecto silvestre pero equilibrado", explica Pablo Saez, paisajista colaborador de Caledonian y fundador de Thinking Green Studio.

Según la xerojardinería se evitan las grandes extensiones de césped y  las flores o plantas exóticas que requieran mucha agua.

Apuesta por los arbustos

Otra alternativa es la elección de especies arbustivas y de herbáceas perennes con las que hacer contrastes y que tengan un crecimiento moderado. "Como plantas para realizar contrastes con los follajes y que su cultivo es sencillo yo recomiendo la westringia fructicosa (follaje verde grisaceo), diferentes variedades de carex como el carex testacea (follaje anaranjado), pittosporum tobira ’Nana’ (follaje verde con reflejos con la luz), gramíneas para aportar movimiento como panicum virgatum ‘Sangria’ (follaje verde azulado con tonos purpuras) y ya, para aportar color en invierno el cotoneaster (con bayas y tonos rojizos en invierno) y para floraciones sutiles y elegantes los hebes y las escalonias", destaca el experto.

Esta filosofía apuesta pos los arbustos y plantas autóctonas

Saez desaconseja usar plantas que haya que reponer todos los años -lo que supone no solo un gasto de reposición anual sino también el derivado del plantado-, así como elegir árboles con un carácter ornamental durante todo el año como los tan de moda, y no por ello muy caros, Ginkgo biloba, quercus ilex (encina) o quercus rubra y palustris, y si es posible elegir también formatos ramificados desde la base o multitronco, que aportan mucho más contraste y movimiento al jardín, así como un aspecto más exuberante.

Evita podar en exceso

Por supuesto, el experto recomienda evitar sí o sí las podas drásticas, huir de la sabiduría popular de que podar lo máximo posible es bueno para el crecimiento del jardín, ya que no es así. "Lo mejor son los pinzados a diferentes alturas para que nuestro jardín tenga un aspecto más natural. Cortar en exceso provoca que durante bastante tiempo el jardín tenga un aspecto pobre y desangelado, y es difícil aventurar cómo crecerán de nuevo las piezas afectadas", destaca Saez.

Los árboles crecen libres, sin podas excesivas.

Especies tapizantes

"La eficiencia es una de las grandes características de la xerojardinería, la cual podemos llevar a su máxima plenitud si sustituimos el césped por especies vegetales tapizantes que logren una estética similar y un consumo de agua y mantenimiento inferior, como pueden ser la Lippia nodiflora o la Pratia pedunculata", explica Saez.

El césped se sustituye por especies tapizantes.