"La originalidad consiste en el retorno al origen. Original es aquello que vuelve a la simplicidad", afirmó Antoni Gaudí. Dicen que el arquitecto no era muy dado a dar discursos, pero que cuando hablaba soltaba unas perlas que dejaban a sus interlocutores sin palabras. Su cita, eterna, nos sirve para ilustrar el momento que está viviendo la jardinería. Después de una pandemia que ha puesto al descubierto nuestra necesidad vital de estar en contacto con la Naturaleza, los jardines y las terrazas se han convertido en una prioridad. Pero, a diferencia de lo que sucedía hasta hace relativamente poco, a estos vergeles no les pedimos demasiadas virguerías, sino aquella vuelta al origen de la que hablaba Gaudí.

La propia Naturaleza es la fuente de inspiración de nuestros jardines, aunque suene redundante. En 2020, la pandemia nos sumió en un profundo silencio, que la Naturaleza aprovechó para manifestarse, demostrándonos cuán interesante era lo que tenía que contarnos. Los ecos de aquellos acordes siguen revelándose en nuestra renovada necesidad de rodearnos de entornos más naturales.

Nuestro ideal en 2022 son los jardines sostenibles. Apaecen términos como el de xerojardinería, que aboga por el diseño de entornos naturales que precisan de poco riego, impulsando un uso más responsable del agua. Y, frente a la preferencia de antaño por las especies exóticas, florece una propuesta mucho más austera, pero más racional, consistente en el uso de especies autóctonas, de kilómetro cero: flores y plantas que favorezcan la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas, adaptadas al clima de la zona.

La jardinería avanza hacia un modelo más ecológico, que requiera de poca intervención humana. Un modelo con árboles de hoja caduca, de los que invitan a ver el paso de las estaciones y a hablar sobre ellas. Y con la complicidad de los pájaros e insectos polinizadores, como colibríes, abejas o mariposas. Un jardín, en definitiva, más espontáneo.

Aprovechar los medios que la propia naturaleza ofrece para la autorregulación de los procesos naturales está en la mente de los principales paisajistas, nacionales e internacionales. Los fertilizantes de síntesis química, que contaminan las aguas subterráneas y las tierras de cultivo, son sustituidos por abonos naturales. Combate el calentamiento global, promueve el comercio de proximidad, mejora y mantiene la salud del suelo... La lista de ventajas de la jardinería ecológica es infinita.

Jardín Botánico de Málaga, oficialmente Jardín Botánico Histórico La Concepción. De entre sus más de 3.000 especies, destacan grandes palmeras, una de las mejores colecciones de toda Europa, ficus, pinos, cipreses y cedros centenarios, así como bambúes, aves del paraíso gigantes y nenúfares.

Haarkon

 

La agricultura regenerativa

Profesionales como el paisajista Kim Wilkie, con más de veinticinco años de experiencia, también trabajan en esta dirección. El inglés es conocido por poner en práctica la agricultura regenerativa, que nace de la concepción del mundo como una máquina y reserva ilimitada de recursos, armonizando la agricultura en la trama de la vida. Todo es poco para trasladar al terreno de los hechos el compromiso que hemos adquirido con el planeta en el plano verbal.

Lo más sorprendente y lógico al mismo tiempo es que, en todas estas fases de "naturalización", la belleza del jardín no queda en ningún caso comprometida. De hecho, los expertos aseguran que las especies autóctonas ofrecen una conexión más emocional con el paisaje. Y el resultado no es insulso ni monótono. La variedad de especies locales que puede encontrarse en una región es tan grande que es posible dibujar paisajes muy estimulantes, a base de formas, texturas y colores agradables. Si Gaudí estuviera vivo, encontraría alentador el momento que estamos viviendo; la Naturaleza siempre fue el motor de sus obras. Se pasaría horas contemplando la belleza de estos nuevos –o no tan nuevos– jardines: tratando de comprender sus procesos, averiguando sus ritmos...

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jardín con estanque en el valle del Tiétar Ávila
Álvaro Sampedro

Álvaro Sampedro: pasión por las plantas

El agua como símbolo de purificación, de transformación, es el elemento que baña casi todos los proyectos de Álvaro Sampedro. Este paisajista madrileño dejó el mundo financiero para dedicarse a su pasión, el diseño de jardines, una labor que le permite potenciar su lado más creativo. "El diseño de un jardín debe tener un concepto y una filosofía detrás para poder crear paisajes mágicos, agradables y útiles", asegura. Ha expresado su sensibilidad en proyectos en Toledo, Guadalajara o Málaga –el de la fotografía es el Jardín en Valle del Tiétar, Ávila–, y, en el plano internacional, en ciudades como Dallas (Texas). Actualmente está inmerso en trabajos en Comporta (Portugal), Ginebra (Suiza) y en una isla en el mar Caribe. Compone jardines en los que pasear, donde los árboles, los elementos de agua y el mobiliario comparten acordes.

jardín viñedo en italia
Ricardo Labougle

Fernando Caruncho: alimento espiritual

Decidió que sería jardinero mientras asistía a la Facultad de Filosofía. Fernando Caruncho, uno de los paisajistas más prestigiosos del mundo, autor de grandes proyectos en Europa, Estados Unidos o Japón, reivindica el reencuentro del hombre con el humus (tierra). Tan espectaculares como sus vergeles (Jardín Cotoner en Menorca, Pazo Pegullal en Vigo o Mas Les Voltes en Girona) son sus reflexiones. "La Naturaleza siempre te pone los pies en la tierra, por eso mismo deja que tu espíritu esté a la altura de lo que le corresponde", comparte. Arquitectura y Diseño tuvo el privilegio de hablar con él durante la pandemia y se mostraba optimista con respecto al futuro. "La crisis del coronavirus es una tragedia a nivel mundial, pero detrás de todo esto creo que hay un encuentro del hombre consigo mismo y una verdadera opción a renacer", nos contaba en el trascendente junio de 2020.

En la imagen, Amastuola jardín viñedo en Massafra (Italia).

casa con jardín y buganvilla en Mallorca
Salva López

Luciano Giubbilei: discreta elegancia

Londres es un auténtico imán para los amantes de los espacios verdes. A esta ciudad se mudó el italiano Luciano Giubbilei cuando empezó a intuir que lo suyo eran los jardines. No se equivocaba: a lo largo de todos estos años no solo ha conseguido vivir de lo que le gusta, sino que se ha convertido en uno de los mejores. El diálogo que establece con arquitectos, artistas, plantadores y artesanos a lo largo del proceso es la clave para que sus vergeles acaben reflejando elegancia y serenidad. Giubbilei y su equipo acuden a los materiales locales para forjar una conexión emocional entre el lugar y la gente, para cumplir con su deseo de conectar a las personas con la naturaleza. "La jardinería es, en gran medida, un arte escénico, y como todo gran espectáculo musical y teatral, los jardines deben reinterpretarse constantemente para conservar su relevancia y vitalidad", reflexiona el paisajista.

En la imagen Potter's House, en Son Servera (Mallorca).

casa con jardín y lavanda en alemania
Bettina Jaugstetter

Plet Oudolf: las cuatro estaciones

Nacido en la ciudad holandesa de Haarlem, Piet Oudolf ha diseñado los espacios verdes The High Line y Battery Park en Nueva York, además de docenas más en todo el mundo, desde el Lurie Garden en el Millenium Park de Chicago hasta el Jardín Botánico de Toronto. Desde sus inicios como fundador de una empresa especializada en la selección, cultivo, reproducción y protección de plantas hasta hoy, nunca se ha caracterizado por ser un profesional ortodoxo: dibuja sus planos a mano, con bolígrafos de colores, donde cada color representa una variedad específica, y concibe la belleza no como algo perfecto, sino como algo auténtico. "El jardín no es naturaleza, sino lo que nos gusta ver en ella", resume el holandés. Hummelo es el nombre de su propio jardín, y uno de los protagonistas del documental Five Seasons: The Gardens of Piet Oudolf (2017), donde el paisajista comenta sus trabajos a lo largo de cada una de las cuatro estaciones.

En la imagen jardín en Vitrahaus, Weil Am Rhein (Alemania).