Lucas Muñoz (Madrid, 1983) siempre apuntó maneras. Mejor dicho, desde el principio lo ha hecho de otra manera, alejado del circuito comercial, de la industria y sus royalties. Recién
acabada su formación en diseño de producto entre el IED de Madrid y la Central Saint Martins de Londres, en 2006 montó su propia editoria, enPieza!, en la que de una manera ingenua, pero pionera, avanzaba el concepto del upcycling cuando todavía no se había ni acuñado ese término. La lámpara Volivik, un chandelier hecho de bolis Bic fue su pieza estrella. Su paso algo después (2012) por un máster en Contextual Design en la Design
Academy de Eindhoven (DAE), donde se quedó a vivir varios años alternando práctica y docencia, terminó por reafirmar y enseñarle a ordenar lo que tenía en su cabeza.

Estudio Lucas Muñoz

El diseñador madrileño Lucas Muñoz en su estudio
en el barrio de Tetuán, una nave con cerchas de
madera donde se producen a mano todas las piezas. “En Eindhoven me enseñaron a pensar con ellas”, dice.

Ximena y Sergio

Hoy, siempre alejado de la convención, está abriéndonos los ojos sobre que hay otras y más sostenibles formas de hacer las cosas, tanto en cuestión de diseño como en interiorismo. Su propuesta radical en el restaurante Mo de Moviento, en el que recicló, reutilizó y redujo
con ingenio y conciencia social, hizo trascender su nombre más allá del mundo endogámico del diseño y de nuestras fronteras. Tanto es así que ha sido invitado a crear uno de los espacios del Pabellón de España de la próxima Bienal de Venecia en calidad de diseñador investigador, y eso que cuenta que no pudo estudiar arquitectura, su primera opción, porque no le daba la nota.

  • Diseñador, artista y artesano; todo junto, todo revuelto.

Yo estudié diseño, y soy bastante artesano, pero no me puedo considerar como tal; no tengo diez mil horas de trabajo con un solo material, tengo nociones de artesanía y trabajo en el campo del diseño. No puedo no prototipar, no puedo no hacer una maqueta, pero en mi estudio raramente hacemos un 3D y casi nunca planos. Hasta boceto a lápiz, no con iPad. Intento tomar todos los atajos posibles para que todo se pueda modelar entre
mucha gente. Necesitamos a la vez velocidad y lentitud.

Estudio Lucas Muñoz

Lámpara P.U.L.P. (Polystyrene Upgraded Life Product) en proceso, hecha de poliestireno tratado y recogido en bicicleta en un radio de 1km alrededor del estudio de Lucas. Así se asegura la trazabilidad del material, cuya fecha y localización se adjunta con cada pieza. ”Quién la compra es su custodio, y, como gusta, nunca más se va a tirar”.

Ximena y Sergio
  • ¿Esta forma de hacer es consecuencia de Eindhoven?

Parte de su sistema educativo es aprender a hacer; te enseñan a pensar con tus manos, algo que no sucede en España. La DAE me sirvió para cristalizar esos conocimientos adquiridos en el taller de enPieza! y para ponerme en contacto con todo el ecosistema cultural y el pensamiento del Droog Design, el diseño holandés de los años noventa. Para conocer a una serie de sabios que me ayudasen a separar la paja del trigo de lo que había
desarrollado instintivamente. Entendí dónde estaba la fuerza de ciertas cosas que yo estaba haciendo y por qué me gustaban unas y otras no. Y cómo relacionarme con mi forma de explorar y de trabajar y encapsular eso dentro de un concepto. Pero en ningún momento aparecieron entonces las palabras sostenibilidad, suprarreciclaje o upcycling. Todo esto viene después, cuando lo que hago empieza a encontrar foco en la prensa.

  • Allí fuiste a estudiar diseño contextual ¿Qué es eso?

Sigo sin saberlo –dice con humor–. No, en serio, mi diseño lo es en el sentido de que lo que hay aquí se tiene que transformar en lo que hay después. En Eindhoven, donde la enseñanza es socrática, te enseñan a situar lo que haces, quién eres tú para este proyecto,
dónde lo haces, con qué material, qué representa... Entiendes todas las capas. Ahora la escuela está cambiando mucho, se está volviendo más visual, más matérica, pero menos virtuosa.

Estudio Lucas Muñoz

En el rincón de pensar, butaca de la serie Formas
Curvas (2016) en la que el mullido se superpone sobre una estructura metálica, sin conectores mecánicos o químicos.

Ximena y Sergio
  • ¿Todo buen diseño tiene que tener detrás un concepto?

La parte conceptual es la que más me llena de un proyecto; lo hace más poético, más profundo de alguna forma y, por lo tanto, con más derecho a tener vida. Hay una nueva forma de pensar. Estamos todos de acuerdo en que hay un problema y que nadie tiene la solución, pero gran parte de él es la escala. Una de las claves sería hacer territorios más pequeños, culturas más apretadas y más diferentes, no universales. Pensar en global, pero
cavar en local, como decían unas profesoras mías, Atelier Enel. La globalidad es inevitable, pero la localidad no se puede perder.

  • ¿Se puede influir de forma importante desde esta localidad?

Pero en ningún caso será directa, sino un “efecto mariposa”. Llevo muchos años dando clase, y me di cuenta de que hay mucha energía desaprovechada por parte de mí y de mis alumnos. Así que he creado con los de mi curso del Instituto de Empresa M15, un sistema territorial en Madrid en 15 kilómetros. Cada alumno mapea un kilómetro a la redonda con los residuos habituales de los comercios: cáscaras de naranja, cámaras de bici, posos de
café...

En un Google Forms geolocalizamos, metemos cantidad y periodicidad, y con esos desechos trabajamos un mes solo con procedimientos mecánicos –cortar, rasgar, trenzar... – haciendo quince muestras. Luego hacemos otras quince con químicos. El último mes cada alumno elige una de sus 30 muestras y hace un objeto, documentando todo. Con esto queremos hacer un archivo abierto de materiales en el que pueda entrar cualquier interiorista o arquitecto. Dos mil quinientas muestras, 90 objetos, 90 localizaciones, el año que viene doblamos y así irá creciendo.

Estudio Lucas Muñoz

Skate Salmonete de Transport Elements (2014-2016), inspirado por una canción de Chemical Brothers.

Ximena y Sergio
  • Tus lámparas P.U.L.P. comparten este mismo proceso.

Sí, aquí solo hemos trabajado con medios químicos. Pero todo viene de mucho antes. La idea sale de una película de anime al que le hemos dado la vuelta y llamado The Shell of the Ghost (La carcasa del fantasma); el fantasma es la logística mundial y todo su ecosistema material, que tiene mucho impacto: gasolina, cartón, poliestireno, que acaba en la basura. Eso lo sumo al descubrimiento en una exposición de un artista cubano, Ernesto Oroza, de que para reparar los electrodomésticos soviéticos que en su día llegaron a la isla se utilizaban los envases fundidos con gasolina, pues se convierte en un plástico moldeable.

Leo que eso es napalm y empiezo a experimentar. Además de los faroles presentados en el Madrid Design Festival estamos haciendo lámparas para Infinito Delicias, un nuevo centro cultural de la capital, cuyos interiores estamos diseñando, un encargo de la Fundación Daniel y Nina Carasso. También para ella estamos diseñando unos huertos flotantes que produzcan hortalizas para el restaurante aprovechando la propia iluminación.

  • Mo, Sancal, CAP... Va cuajando tu manera de hacer interiores.

Con el showroom de Sancal hemos demostrado que trabajar así no es más caro; todo lo contrario, ha salido a menos de mil euros el metro cuadrado. Lo que se necesita es muchísima más creatividad y laboratorio y menos render y catálogo. Es mucho más complejo e incierto, porque hasta que no quite esta pared no sé lo que me voy a encontrar.

También más vivo y colaborativo; tienes que contar con los artesanos, que están orgullosos
de hacer algo único con desechos. Al desaparecer además esa jerarquía la implicación es brutal. Además, lo más caro en una obra es la mano de obra, y por eso se abarata en materiales. Aquí, al reutilizar los existentes gratis se puede pagar a más gente, hay más inversión social y también se sienten parte de algo. Un proyecto así es una cadena de orgullo y de amor.

En el taller de Lucas Muñoz

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