1 /6
Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

Lámpara Floating Cloud

La firma holandesa Crealev tiene una especialidad: hace que las cosas floten a través de una patente propia de magnetismo. El estudio de Richard Clarkson tiene otra: diseña nubes. Juntos han hecho una lámpara de ambiente que es una nube y levita y que de momento se comercializa en edición limitada de cien unidades. Para “encenderla” hay que ponerla en posición y esperar a que se sienta que encaje.

Hecha de PETG y de fibra de poliéster hipoalergénica, se compone de una base y de la propia reproducción del fenómeno atmosférico, que incorpora una luz LED. Es autónoma: no hace falta enchufarla. La primera es la responsable de dotar de energía al conjunto a través de una batería recargable de iones de litio, encargada a su vez de provocar la mágica levitación volando a casi 7 centímetros. No hay truco, explican desde Crealav: “Un conjunto de imanes y electroimanes acompañados de un sensor de ubicación obran el ‘milagro’. Un discreto haz infrarrojo de localización se esconde dentro de la nube; es el punto de equilibrio: si una mano pasa por debajo, esta desciende”. Un fondo suave de fieltro amortiguará la caída.

El desarrollo de esta tecnología es tal que la nube disfruta de un movimiento rotacional completo y un leve movimiento vertical, ofreciendo así “una sensación atmosférica más completa”, defienden. Una Flotaing Cloud previa, lanzada en 2016, tenía la función de altavoz. Esta versión no emite sonidos pero sí reacciona ante ellos, parpadeando al ritmo de la música con cuatro juegos de colores distintos gracias al micrófono instalado en ella. Lo que no sabemos es a qué se parece. Pueden jugar a imaginárselo.