22 de febrero de 2020, 18:57
Los 10 pilares del diseño catalán, según Pilma
La botella Casa de Familia o la lámpara Gira, entre las piezas seleccionadas por la tienda barcelonesa
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Si estás en Barcelona, tienes una cita con el diseño. Pilma te invita a la exposición Maestros del Diseño Industrial del Siglo XX, que estará en el local original de la calle Valencia hasta el próximo 26 de noviembre. La muestra, reunida con motivo del 40 aniversario de esta tienda de mobiliario y decoración, muestra los 10 objetos más emblemáticos del siglo XX.
Cronológicamente, el viaje tiene una primera parada modernista, con la botella Casa de Familia, de Josep Maria Jujol (1912), una pieza humilde de gran fantasía. El mundo de iluminación está representado con varias piezas, como la lámpara Colilla (1976), de Carles Riart, un tubo de dos metros con bombillitas de neón que en su interior parecen estar flotando en el espacio. También se ha ganado su merecido lugar en la muestra la lámpara Gira (1978), la divertida versión del flexo hecha por Massana y Tremoleda. La lámpara Funiculí (1979), de Lluís Porqueras, debe su nombre a la acción del funicular de subir y bajar, mientras que la Minima (1987), de Santiago Roqueta, es casi un suspiro. La TMM, de Miguel Milá, separa con brillantez los tres elementos esenciales de toda lámpara: estructura, componentes eléctricos y pantalla.
El diseño industrial, orientado a encontrar la solución perfecta a una necesidad de la forma más sencilla posible, tiene en la aceitera Marquina (1961) a uno de sus principales representantes. Un objeto incluido en la muestra que Rafael Marquina diseñó por un trauma de infancia; estaba cansado de que su madre le llamara la atención por dejar que el aceite se derramase. La respuesta fue este diseño genial. Y de matrícula de honor es, también, otros de los "elegidos" por Pilma, la silla Egoa (1988), de Josep Mora, con un respaldo ergonómico que se adapta a cada uno de nuestros movimientos y que se ha convertido en un clásico.
En 1966, André Ricart diseñó el cenicero Copenhagen, de líneas sobrias y libre de ornamentos, el "mejor compañero" de los fumadores. Y en 1985, Ricard López revolucionó los estudios de trabajo con el caballete Tangente.
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