Como consecuencia de la desindustrialización en ciertas zonas de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, numerosas fábricas fueron abandonadas. Sumado al elevado precio de los alquileres muchos artistas vieron en ellos una oportunidad para establecerse. Con el tiempo se convirtieron en un símbolo de la creatividad y así llegaron a Londres, París y más tarde a España.

En la actualidad el concepto ha evolucionado y ya no está vinculado a la periferia ni a los espacios industriales, pudiendo diseñarse a voluntad del cliente. Su pasado industrial le sigue confiriendo ese aire bohemio que hace que se respete su concepto abierto, manteniéndose a la vista vigas y tuberías. La altura de sus techos permite jugar con la creación de distintos niveles con mezzanines o altillos, produciéndose dinámicos y ricos contrastes entre zonas.

Aun estando ubicado en plena Barcelona, es evidente el pasado neoyorquino de las antiguas fábricas reconvertidas en espacios habitables.

Hablar de lofts es hablar de estilo industrial, un estilo sobrio y con mucho carácter que siente predilección por materiales como el hormigón, el ladrillo, el hierro, el acero y la madera sin tratar. Resulta algo oscuro moviéndose entre negro y marrón pero sus enormes ventanales que aseguran la entrada de luz natural. Las lámparas de apoyo suelen ser del tipo colgante de luz amarilla para crear una atmósfera de mayor intimidad.

La pieza más representativa del salón de estilo industrial es el sofá grande de cuero en marrón estilo Chester. Lo acompañan piezas recicladas o vintage como tablas de madera sin terminar a modo de escritorio, palés con ruedas haciendo las veces de mesa de centro, grandes bobinas o relojes industriales. Sin embargo es bastante austero y minimalista en cuanto a detalles.

Con la utilización del color blanco, frente a los más populares gris y negro, se demuestra que el estilo nórdico también comienza a dejar su huella a la hora de decorar un loft.

Con el tiempo otros estilos se han enamorado de este tipo de construcciones con lo que ya no resulta tan extraño amueblar y decorar un loft con colores más llamativos o con el mismo blanco, muy típico del estilo nórdico.

Gracias a su influencia es más fácil compensar la aparente frialdad de las grandes dimensiones y los altos techos. La utilización de la madera y textiles como lino, algodón y arpillera proporcionan una agradable sensación de calidez.

El sobrio y masculino estilo industrial ya no es exclusiva de la decoración de lofts que siguen siendo grandes espacios pero más acogedores.

La decoración actual de los lofts mantiene su esencia pero es bastante similar a las de las tradicionales viviendas, solo que a gran escala. Muebles de estilo escandinavo, grandes sofás y cuadros en formato XXL se unen para llenar todo ese espacio. Cojines, mantas, alfombras son bienvenidos en los colores más alegres y llamativos. Incluso las flores, rara avis hace años, tienen un papel fundamental y muy alegre.