Más de 200 proyectos de 35 nacionalidades diferentes dan idea de la repercusión internacional que ha alcanzado el Concurso Internacional de Diseño Andreu World en su edición de 2017, que promueve la creatividad en torno a un acto tan sencillo como desafiante: sentarse y sentirse cómodo. Como en anteriores ocasiones, la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Valencia (EASD) acogió la entrega de los premios en un evento que reunió diseño, música, premios y una exposición con las maquetas ganadoras de esta edición.
El jurado, integrado por el director de la revista Frame, Robert Thiemann, el diseñador Alfredo Häberli, la comisaria y crítica de arte María de Corral, el director de proyectos del estudio Miralles-Tabliabue, Stefan Geenen, y el periodista Álvaro Castro, otorgó el primer premio al proyecto Mediterráneo, de la concursante Hélène de Salvatore, de Bruselas. Su simplicidad, elegancia y singularidad cautivó al jurado, que vio en esta propuesta una continuidad con la filosofía de Andreu World.
El segundo premio fue para el proyecto Cestino, de Chung-Yen Chang, residente en Milán (Italia), por ser una silla que, en palabras del jurado, resulta "muy divertida y contemporánea, y muy consecuente con su elaboración, que destaca por la resolución de su parte trasera y su carcasa. Es una pieza diferente y supone un reto para su producción. Destaca también por su punto de partida, cuya idea original parte del concepto de plegarse como una cesta”.
La mención especial fue para el proyecto Bough table de Natasa Njegovanovic, de Pozega (Croacia). Una mesa de aspecto sencillo, pero que esconde un complejo desarrollo. Su forma de ingeniería, el diseño de las patas, resuelve problemas de estabilidad y al mismo tiempo es original y estética.