Noguchi empezó los estudios de medicina, pero pronto vio que su verdadera vocación era el arte. Se formó en EE.U. y se trasladó a París para trabajar y aprender en el taller del maestro Brancusi. A lo largo de su vida, fue desarrollando una obra basada en las formas abstractas perfectamente pulimentadas, en las que combinaba la sutileza oriental con la refinada sofisticación occidental. Sus piezas, pura poesía, están repartidas entre el MOMA, el Guggenheim, la Tate, el MET, etc, y el Noguchi Museum.
La escultura The Cry está expuesta en el Museo Guggenheim de Nueva York y ejemplifica la fuerza del viento.
Durante un viaje a Japón, visitó la ciudad de Gifu, y allí quedó prendado por los farolillos y las sombrillas de papel. Fue tal la fascinación que en la misma ciudad empezó el diseño de las lámparas Akari. A lo largo de su vida firmaría hasta 100 modelos, entre lámparas de mesa, de pie y de techo. Noguchi las denominó así porque el nombre de akari significa luz y liviano en japonés, tanto en referencia a la iluminación como a la ligereza.
En 1951, empezó con el diseño de una serie de lámparas. Llegó a crear más de 100 modelos.
A partir de 1950, sus proyectos iban destinados a espacios al aire libre , y estaban diseñados según los principios estéticos de los jardines japoneses, donde las grandes esculturas abstractas se sitúan en espacios predestinados a ellas para lograr un equilibrio. En esta época firmó obras tan ambiciosas como el jardín de la Paz (1956-1958, sede de la UNESCO, París), el jardín del Agua (1964-1965, Chase Manhattan Bank Plaza, Nueva York) o el jardín Billy Rose Art (1965, Jerusalén). Creaba espacios de formas muy alejadas de las que realizaban los paisajistas de la época: Noguchi veía los jardines como una escultura única.
El jardín de la Paz de Isamu Noguchi, en la sede de la Unesco de París, es el primero de estilo zen hecho por un escultor y no por un jardinero.