Quien conozca Mallorca, o simplemente haya visitado la isla en alguna ocasión, reconocerá que tiene una arquitectura muy particular, diferente a la que se hace en muchos otros lugares de España. La piedra marés, las persianas mallorquinas, las grandes terrazas y los bonitos patios, que son el corazón de muchas casas, definen una arquitectura austera, pero al tiempo cálida y atemporal, en la que el entorno tiene mucho que decir y la artesanía se convierte en un valor añadido. Charlamos con el arquitecto local Jaime Salvá, fundador de Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo, sobre diferentes aspectos característicos de la arquitectura mallorquina.

Fachada de vivienda en Mallorca. Proyecto: Jaime Salvá
Ricard López
- Hay elementos propios de la arquitectura de Mallorca, como las persianas mallorquinas o el uso de materiales como la piedra seca de Santanyí, que diferencian la arquitectura que se hace aquí de la del resto de la península. ¿Qué otros son característicos de Mallorca y no tanto del resto de España?
“Además de los que mencionas, destacaría el uso del marés: una piedra arenisca local que aporta una calidez especial a las fachadas y muros. También los aljibes y cisternas tradicionales para la recogida de agua: esenciales en el pasado por la escasez de recursos hídricos. Asimismo, tenemos los porches y pérgolas, que generan zonas de sombra y transición entre interior y exterior, y los patios interiores, que en las casas señoriales de Palma y en algunas viviendas rústicas se convierten en el corazón de la vivienda. Todo ello responde a un equilibrio entre funcionalidad, tradición y adaptación al clima insular”.

Cocina abierta a terraza de una casa en Mallorca. Proyecto: Jaime Salvá
Ricard López
- En la isla impera una estética neutra y natural, de tonos más suaves, como crema y terrosos, frente a una más contemporánea en la península. ¿Es esta otra característica de la arquitectura de Mallorca?
“Estoy de acuerdo. Mallorca tiende a una estética serena, atemporal y austera, con colores que dialogan con el entorno, como el color arena, tonos ocres, tonos piedra... Esta paleta busca integrarse con el paisaje y responde también a la luz intensa del Mediterráneo, que agradece materiales y acabados que la reflejen suavemente. Además, estos tonos terrosos ayudan a conservar el aspecto original de las fachadas frente a la frecuente lluvia de barro que se da en la isla: un fenómeno que deja depósitos que manchan las superficies. Sin duda, esta elección cromática y material es una de las señas de identidad de la arquitectura de la isla”.

Dormitorio estilo neutro y natural en una vivienda en Mallorca. Proyecto: Jaime Salvá
Ricard López
- Al haber más propietarios extranjeros, sobre todo nórdicos y alemanes, con un poder adquisitivo alto, supongo que impera una estética más nórdica y minimalista; una suerte de lujo contemporáneo en el que mármoles o piedras naturales son más habituales de lo que quizá lo son en la península, donde se ven estilos más clásicos. ¿Qué opinas?
“Es una apreciación muy acertada. La demanda internacional, especialmente de propietarios centroeuropeos, ha fomentado una arquitectura de líneas puras, materiales nobles y espacios muy generosos. El minimalismo que impera no es frío ni impersonal, sino que se matiza con texturas, luz y una fuerte conexión con el entorno. Las piedras naturales o maderas son habituales, y todo ello configura un lujo contemporáneo discreto que prioriza el confort, la funcionalidad y el respeto por el paisaje”.

Terraza de una vivienda en Mallorca. Proyecto: Jaime Salvá
Ricard López
- Las terrazas son protagonistas en la isla. ¿Son un elemento identificador de la arquitectura local?
“Sin duda. El clima de Mallorca invita a vivir al aire libre y las terrazas se convierten en una prolongación natural de las estancias interiores. No solo son habituales, sino que se diseñan con generosidad y cuidado: se convierten en salones exteriores, lugares de encuentro y contemplación. Además, es común colocar el mismo pavimento en el interior y el exterior para reforzar la continuidad visual y funcional, y se cuida la integración de la vegetación y elementos de sombra como pérgolas o toldos, que ayudan a crear ambientes acogedores y conectados con el entorno. Es un rasgo muy distintivo de la arquitectura residencial de la isla, que dialoga con el paisaje y potencia el estilo de vida mediterráneo”.
- ¿Se valora más la artesanía en Mallorca que en el resto de la península?
“En Mallorca existe un aprecio especial por la artesanía, que se integra en la arquitectura y el interiorismo como un valor añadido de autenticidad y conexión con el territorio. Las telas de 'llengües', la carpintería tradicional, la forja o la cerámica hidráulica artesanal forman parte de un legado que los promotores y arquitectos reivindican. Si bien en otras zonas de España también se valora la artesanía, en la isla se percibe como parte esencial del proyecto”.

Vivienda en Mallorca. Proyecto: Jaime Salvá
Ricard López
- En resumen: ¿se puede hablar de un estilo mallorquín en el diseño residencial?
“Sí, pero más que de un estilo cerrado, me gusta referirme a un lenguaje arquitectónico propio condicionado también por el tipo de suelo en el que se construye. En suelo rústico, la normativa ya nos marca unos criterios estéticos que definen lo que entendemos por arquitectura mallorquina: tonos ocres, uso de persianas mallorquinas, cubiertas inclinadas de teja árabe, huecos de proporción vertical, entre otros. En suelo urbano existe mayor libertad formal y cada proyecto se adapta a su entorno y sus características. A veces, el estilo adecuado es más contemporáneo, pero siempre procuramos conservar guiños a lo tradicional y a la arquitectura vernácula, tanto en la arquitectura como en el paisajismo, que es clave para poner en valor lo local”.