Entre tableros de Pinterest y publicaciones de Instagram, hoy las casas se sueñan mucho antes de que exista el terreno. Fachadas bañadas por la luz, cocinas de ensueño y porches infinitos dibujan un imaginario colectivo que seduce a quien decide dar el gran paso de construirse una vivienda. Pero, ¿hasta qué punto ese imaginario encaja con la realidad? En el universo de la autopromoción, donde los ahorros, los metros cuadrados y los permisos mandan, hay voces que reclaman volver al principio: el presupuesto.
Una de esas voces es la de Chus Tobío, ingeniera de edificación y fundadora de AMA Arquitectura. Desde su estudio en Galicia, aunque trabaja en remoto para toda España, se ha convertido en una guía realista (y muy humana) para quienes buscan construir su hogar. Así lo contó en el podcast de AparejadorIván, donde dejó claro que su método parte de una verdad incómoda pero liberadora: "Si me vienes con dibujos y fotos de Pinterest y de Instagram, lo que pensaría es que no eres mi cliente ideal."
Construir una casa real en tiempos de casas ideales, según Chus Tobío
Chus no demoniza la inspiración, pero sí la cuestiona como punto de partida. En un contexto donde la casa ideal muchas veces nace en una red social, ella prefiere empezar por el terreno más firme: el dinero. "Lo que me interesa es llevar al cliente a que me diga cuánto dinero tiene disponible para hacerse la casa. Porque al final ese es mi punto de partida, ese es el diseño, ese es todo."
Es un enfoque que puede romper expectativas, pero que ella defiende con convicción. Cuando alguien llega con ideas cerradas sobre materiales, estilos y distribuciones sacadas de Instagram, Chus escucha, deja que se vacíen y después plantea la pregunta esencial: "¿Y cuánto dinero tienes para hacerlo?"
La clave para construir juntos
No se trata de elitismo, sino de realismo. "Mis clientes ideales no son los que traen recortes. Son los que vienen con dudas y con cifras. Me dicen: ‘tengo 200.000 y no sé si me llega’." Con ellos, explica, se construye desde la verdad, desde la limitación económica como punto de partida y motor creativo.
Esa forma de trabajar no es excluyente, pero sí clarificadora. Chus no rechaza a quienes llegan ilusionados con ideas prefabricadas, pero tiene una forma muy suya de reconducirlos. “Les dejo hablar. Cuando terminan, entonces entro yo.” Y ahí es donde empieza la verdadera conversación: ajustar expectativas, revisar prioridades y, si hace falta, redibujar el sueño.
El diseño no es el inicio, es la consecuencia
Una vez que el presupuesto está claro, Chus despliega lo que realmente enamora: el proyecto a medida. El momento en que por fin enseña planos, ideas y propuestas que sí se pueden ejecutar. Para entonces, la casa soñada ha evolucionado. Ya no es un collage de imágenes ajenas, sino una visión construida entre cliente y técnica.
Lo que más impacta de su método es su honestidad radical, envuelta en empatía. “No todo el mundo sabe lo que cuesta una casa, y es normal. Ahí entro yo. Les ayudo a aterrizar su sueño sin estrellarse.” Como una coach, como una guía. Como alguien que ama las casas, pero más aún que se terminen. Inspiración sí, pero con los pies en la tierra. Porque construir no es solo un acto técnico, es una forma de madurez. Y en ese viaje entre la ilusión y la realidad, hay profesionales como Chus Tobío dispuestas a dar la mano y no soltarla hasta ver el hogar terminado.