Situada en la Costa Brava, en la localidad de Roses, su reforma es el resultado de un proceso lento que se ha extendido a lo largo de siete años durante los que la familia residente, de raíces mediterráneas y mexicanas, ha ido perfilando una distribución en la que predomina la amplitud de las zonas comunes con el objetivo de disfrutar de ellas el máximo tiempo posible.

En ello tiene mucho que ver un elemento arquitectónico empleado que ha sido clave, el cobogó. Esta celosía de hormigón de origen brasileño que debe su nombre a sus tres creadores, el portugués Amadeu Oliveria Coimbra, el alemán Ernesto August Boeckmann y el brasileño Antônio de Góis, llena de personalidad y buenas soluciones constructivas esta casa reformada por la arquitecta Alessia Schoor

Un componente tan clásico que adornaba las fachadas de las construcciones de los años 60 y los 70, normalmente cerrando tendederos anexos a las cocinas o dando ventilación a escaleras, se ha empleado aquí con diferentes funcionalidades decorativas, visuales y de distribución.

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comedor circular vintage con un florero en color celeste.
Germán Saiz

El cobogó personaliza las estancias

El espacio diáfano es el resultado de la nueva distribución orquestada por Alessia Schoor en esta residencia veraniega. En primer término, la cocina se compone de dos frentes diferenciados por su funcionalidad. A la derecha se encuentra la zona de aguas con el fregadero y los módulos para escurrir los platos y guardar el esto de la vajilla. A la izquierda, la zona de cocción con la vitrocerámica y el horno. Las lámparas de cerámica esmaltada en azul son piezas realizadas a media por la propia arquitecta. Al fondo, el comedor que repite los tonos de los frentes Wood de Cubro.

En algunos casos el cobogó se ha utilizado para separar físicamente y ordenar zonas, como ocurre en el salón abierto y en el dormitorio. En un espacio actúa como elemento divisorio y, a la vez, hace las veces de cabecero. En otras ocasiones, se ha escogido para adornar el techo tanto en el paso del salón a la cocina como de la cocina al comedor. También aparece en el exterior que es su uso habitual y, en este caso, divide áreas en el baño al que aporta intimidad, al filtrar la luz y la corriente en la ventana junto a la que se ha situado la cabina de ducha. 

WOOD Cherry (4)   copia
Germán Saiz

No podía faltar el mueble-bar

En cuanto a la nueva distribución, el principal reto ha sido restarle frialdad y organizar bien los espacios con éxito y teniendo como condición el gran número de ventanas que se abren al exterior. "Decidimos hacerla un poco más reservada y cálida, para que fuera confortable incluso en invierno. Añadimos más paredes para permitir una mejor distribución interior y más vegetación en el exterior para enmarcar las vistas y crear un filtro natural de luz y viento", indica la arquitecta.

En el paso de la cocina al salón, un mueble de obra combina huecos abiertos, dos de ellos forrados de espejo al estilo de los muebles-bar mid-century, y otros dos prácticos espacios de almacenamiento cerrados con puertas de madera. Pertenecen a la gama Wood, en acabado cerezo de la firma Cubro. La hornacina superior acoge plantas, un elemento que se ha cuidado mucho en la decoración de esta casa veraniega.

WOOD Cherry (2)   copia
Germán Saiz

Arte y artesanía en el salón

En el interior, además de la solución constructiva de las celosías, la arquitecta ha escogido muebles de obra presentes tanto en el salón para acoger los sofás como en la cocina para dividirla de un paso al exterior y también en el baño. Presentan un acabado en el mismo tono topo del microcemento del suelo. Para Alessia Schoor se ha tratado de que "los tonos de la casa neutros y claros inspiren calma". En cuanto a los acabados de madera que también unifican los espacios comunes formados por salón, cocina y comedor, la arquitecta ha optado por la chapa de cerezo de la serie Wood de Cubro, una madera natural cuyos reflejos rojizos hacen que la casa se inunde de tonalidades cálidas para hacerla confortable en cualquier época del año. 

La monocromía del salón, compuesto por muebles de obra en forma de U para acoger el sofá en L y un frente con huecos abiertos, queda compensada con la composición de la pared formada por cuadros obra de Elodie Lioseleur des Longchamps. Las mesitas Gladom son de Ikea. Las lámparas del techo son piezas cerámicas realizadas de forma artesanal por la propia arquitecta. 

mesa comedor vintage y sillas de nogal.
Germán Saiz

Madera, piedra y fibra

El comedor está formado por una mesa vintage de piedra con base central, procedente de Ox Mobiliari, rodeada de sillas de nogal y cuerda vegetal modelo Pluma de Santísimo, una ebanistería artesanal con taller en Barcelona que las realiza a medida en diferentes maderas y acabados. 

WOOD Cherry (1)   copia
Germán Sáiz

Dividir espacios y mantener la luz

Para Alessia Schoor, los materiales de la rehabilitación, sencillos, lisos, naturales y sin pretensiones, se han escogido con la finalidad de que respeten el protagonismo del mar, el cielo y las plantas que rodean esta casa de vacaciones, "porque es lo primero que ves al entrar", indica.

En cuanto a las celosías, comenta que están realizadas en cemento en bruto en lazan exterior y pintados en blanco en el interior, "para dividir espacios parcialmente dejando pasar la luz y un poco de las vistas".

comedor circular vintage y celosía de cobogó blanca
Germán Saiz

Libertad de movimiento en el comedor

Vista del comedor desde la cocina de la que se separa visualmente por medio de una celosía de cobogó que desde la pared se prolonga hacia el techo dando al espacio un aire mediterráneo y fresco. Al fondo, la arquitecta proyectó nuevas ventanas que introducen el paisaje circundante en el interior y lo enmarcan para dotarle del protagonismo deseado. El microcemento unifica el suelo de toda la casa.

Celosía de cobogó y sofá en forma de L
Germán Saiz

Sucesión de ambientes

Vista del salón desde el comedor precedido por la cocina. Tres ambiente conectados entre sí mediante un mismo elemento, la celosía como hilo conductor. El suelo de microcemento en tono topo unifica todas las estancias.

cocina con encimera de madera y ventana con visitas al mar
Germán Saiz

Cocinar con vistas

La placa de cocción, encastrada en un mueble de la gama Wood de Cubro, se ha dispuesto estratégicamente bajo la ventana corredera abierta al horizonte marino y que puede actuar como pasaplatos para dar servicio al comedor al aire libre con el que comunica.  

mueble de cocina de madera y módulo de almacenamiento blanco
Germán Saiz

Módulo para vajilla a la vista

Enfrentado a la línea de muebles de la zona de cocción, un mueble de obra que no llega al techo divide la zona común de la cocina de un acceso directo al jardín y la dota así de mayor intimidad. Se ha destinado a acoger un módulo de almacenamiento situado bajo encimera que pertenece a la colección Wood de Cubro y donde se sitúa el fregadero de porcelana blanca con grifo en acabado latón. Sobre él, el hueco resultante sirve para colgar estantes metálicos que mantienen en orden la vajilla. 

encimera de cocina de madera
Germán Saiz

Abierta a paisaje marino

En la cocina, una cristalera comunica directamente con el porche abierto al mar. Los módulos bajos con frentes Wood de Cubro en acabado cerezo se han adaptado a las nuevas aperturas que ponen el foco en las vistas.

celosía presente en el baño.
Germán Saiz

La celosía está presente también en el baño

El componente práctico destaca en el baño que comunica con el dormitorio mediante un vano abierto y diferenciado mediante el elemento estrella de la casa: la celosía. Ésta se ha empleado aquí para separar visualmente esta estancia y para brindarle privacidad en la ventana. Los materiales se han resuelto con dos, el microcemento recubre suelo y paredes y la madera cierra los huecos de almacenamiento y reviste en suelo en la ducha para evitar resbalones.

dormitorio con ropa de cama en tonos grises y azules
Germán Saiz

Un dormitorio zen

La estética zen subyace en la decoración del dormitorio equipado con mobiliario de obra en el mismo tono del cemento del suelo. Las ventanas y contraventanas están diseñadas por Alessia Schoor y realizadas a medida por el ebanista de Santísimo. 

Marco y contraventana de madera
Germán Saiz

Sin cortapisas

La continuidad entre interior y exterior está garantizada gracia a las cristaleras, con marco y contraventanas de madera de Santísimo, que comunican el dormitorio y el porche. Las paredes encaladas típicas de la arquitectura mediterránea reflejan la luz e iluminan la vivienda. 

terraza con vistas al mar y una mesa de madera alargada.
Germán Saiz

Comedor al aire libre

En el comedor del porche se ha aplicado el principio de sencillez tanto en la elección de las piezas como en la decoración con el objetivo de disfrutar al máximo de las impresionantes vistas al mar.

Piscina rodeada de plantas y una pareja de sillas Acapulco.
Germán Saiz

Una piscina en la jungla

Es lo que ha querido reproducir con las frondosas plataneras, plantadas en ángulo recto y la buganvilla rosa, la arquitecta Alessia Schoor en la piscina de lámina desbordante. El vaso está revestido en mosaico vítreo y el agua rebosa en una fosa perimetral elevada unos centímetros sobre el nivel del suelo de tarima. A la sombra del olivo centenario, pareja de sillas Acapulco, otro guiño al origen mexicano de los propietarios. 

Piscina con dos sillas Acapulco
Germán Saiz

Piscina con vaso de mosaico vítreo

Buganvillas, un olivo centenario, pinos y plataneras conforman parte de las plantas que rodean la piscina cuyo vaso de mosaico parece querer imitar la inmensidad del mar azul al fondo.

Terraza con vista al mar
Germán Sáiz

Impresionantes vistas al mar

Con un gran número de ventanas que se abren al exterior y unas vistas panorámicas al mar, se logró mantener la calidez al interior de los espacios.

 

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