Unan un búnker y una pirámide precolombina, añádanle un poco del racionalismo de Le Corbusier, y voilà! Tendrán una explicación tremendamente visual de los proyectos de Ludwig Godefroy (Saint Malo, 1979), el arquitecto francés afincado en México cuyo nombre corre de boca en boca (tanto es así que ha saltado de continente y trabaja en proyectos en Filipinas, Bali y Japón).

Y es que en él se alían una arquitectura atractiva, un discurso sencillo, pero con sentido, y la inteligencia de transmitir lo anterior con imágenes impecables. Sus casas y hoteles diseminados por su país de adopción, adonde llegó para trabajar con Tatiana Bilbao nada más terminar la carrera en Francia, son carne mediática. "Es una propuesta muy personal. Tiene que ver con mi historia. Nací en Normandía y los búnkeres de la guerra salpican la costa, han sido parte de mi paisaje natural, de mi infancia. A lo que hay que añadir que en Francia en la carrera se estudia mucho a Le Corbusier", explica.

 

Casa Alférez (2023), donde los espacios se configuran en medios niveles en torno a una doble altura, dando una sensación de catedral, con la luz entrando desde arriba.

Casa Alférez (2023), donde los espacios se configuran en medios niveles en torno a una doble altura, dando una sensación de catedral, con la luz entrando desde arriba. 

Rory Gardiner

Luego llegó  México. "Quería vivir en una megaurbe y aprender español". Era final de 2007, y en 2011 abrió estudio propio. Esos primeros años se asoció con un compatriota, el anticuario Emmanuel Picault. Juntos hicieron el club M.N. Roy, en la casa del antiguo líder comunista mexicano, Manabendra Nath Roy. Pasados unos años tomaron caminos diferentes. 

Casa Zicatela (2015), en Puerto Escondido, Oaxaca, es su primera obra à la Godefroy. "En ella planteo lo que estoy haciendo ahora. Si te soy sincero, no lo formulé conscientemente así; ha sido a posteriori, cuando para explicarla encontré estas definiciones. Tanto los búnkeres como las pirámides son ruinas abandonadas que han perdido su sentido; se ven como monolitos tomados por la naturaleza, hechos de un único material, arquitecturas ciegas, defensivas. E hice ese puente. Une muy bien mis dos culturas. Creo que he creado un estilo que me pertenece. Y me vienen a buscar por esa misma razón. Es muy diferente tener que imponer tus ideas a que alguien venga a pedirte".

 

Casa Zicatela (2015), una fortaleza de cemento a cielo abierto y la primera obra donde Godefroy usa todos sus códigos.

Casa Cicatela (2015), una fortaleza de cemento a cielo abierto y la primera obra donde Godefroy usa todos sus códigos.  

Rory Gardiner

Reconoce que ha tenido mucha suerte con los propietarios que le han tocado en suerte, que le han dejado las manos muy libres, pero aclara: "Los selecciono mucho. Esto implica que yo hago cinco veces menos proyectos de los que podría. Los rechazo si veo que no voy a llegar a ningún sitio. Mi oficina es muy pequeña, somos tres. No quiero ser un gestor de arquitectos. Otros profesionales hacen cinco y enseñan tres; los otros son trabajos para mantener la estructura creada. No es mi caso". 

Cemento, brutalismo y geometrías son ingredientes de este estilo. "La geometría me tranquiliza; de hecho, la han usado casi todas las corrientes arquitectónicas. Busco el regreso a una arquitectura atemporal. Quiero que quien vea una obra mía no sepa si está hecha ayer o hace 20 años. Pienso en cómo va a envejecer, por eso uso pocos materiales, muy sencillos, pero macizos. Concreto, piedra, madera en sección, nada de chapa. Para que la pátina del tiempo se venga a instalar como una nueva materialidad".

 

 

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