La historia del estampado preferido de Maria Antonieta: Toile de Jouy

Así, el diseño suele ser monocromático, en rojo, granate, azul, o berenjena sobre un fondo crudo o ahumado.

El asunto es importante, estamos hablando de algo a la altura de los cuadros en Escocia o el patchwork en EE.UU.

Pero, ¿y ese nombre? Proviene de Jouy (Jouy-en-Josas, Francia), el lugar donde, en 1760, se estableció una «real fábrica» de estas telas por su proximidad con Versalles.

Los datos hablan de su éxito: en el albor de la Revolución Francesa, la manufactura empleaba a unos 900 trabajadores y suponía el segundo negocio en Francia en términos de capital.

Y es que, justo en el palacio de Versalles, María Antonieta, gran aficionada al interiorismo, se hizo construir una aldea en la que recreaba una idílica vida de granja, rodeada de animales. Como ves, la corte llevaba varias décadas obsesionada con el espíritu bucólico. También quedó patente en una estética que impregnó de las prendas que vestían las damas hasta los tejidos de los asientos revestidos en los que reposaban.

En la actualidad, se conserva intocable, pero también hay opciones versionadas: con el dibujo a la inversa, es decir en crudo o ahumado, y el fondo de color. O con motivos que van más allá de los pastoriles y nos llevan a la selva, por ejemplo, siempre copiando el estilo.

Si bien en un principio el término toile de Jouy se empleaba para designar este tejido, hoy el nombre se usa para definir su estampado tan característico, ya sea sobre tela, papel u otro tipo de materiales.

Llevamos tiempo viéndolo en los looks de calle -nunca falla si se busca el toque original- y en propuestas de Acne Studios, Chloé y Dior.

De hecho, la última firma está muy ligada a este algodón estampado. Fue elegido por Christian Dior para tapizar su primera boutique, en la Avenue Montaigne de París y aún lo puedes encontrar en alguno de sus propuestas para el hogar.

De esta manera, llegamos al interiorismo. Porqué este tradicional de la decoración más campera y señorial ha tenido sus momentos de gloria que, por suerte, no ha perdido. En la imagen es el complemento perfecto a la chaise longue, le quita seriedad sin restar "señority".