Puede que su nombre no les suene, pero si Norman Foster, el arquitecto más famoso y global del planeta, le consideraba como "una figura legendaria en el mundo del diseño", por algo sería.

Fue precisamente su estrecha relación con el arquitecto británico en los años ochenta la que le abrió las puertas para realizar el proyecto de la imagen corporativa de Metro Bilbao –de cuyo diseño se encargó el estudio Foster+Partners–, uno de los trabajos fundamentales en la trayectoria de Otl Aicher (1922-1991).

Estudio de Otl Aicher y planta energética.

El 25 aniversario de la puesta en marcha de esta infraestructura de transporte fundamental para la capital bilbaína ha sido la excusa perfecta para profundizar en la figura de este diseñador gráfico excepcional a través de la primera retrospectiva internacional que le dedica el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Máxime cuando la exposición, inaugurada en noviembre de 2020 y que debía finalizar en principio a finales de este mes de febrero, se ha prorrogado ahora hasta el 5 de abril de 2021.

Metro Bilbao. Estudio complementario 3. El metro a vista de pájaro y a ras de suelo, 1988. Técnica mixta sobre papel.

La muestra Otl Aicher. Metro Bilbao. Arquitectura y Paisaje recoge más de doscientas obras y objetos provenientes del HfG-Archiv Ulm (Archivo de la Escuela Superior de Diseño de Ulm, Alemania). Destacan 80 dibujos inéditos de su proyecto para Metro Bilbao, así como una docena de dibujos y fotografías procedentes del archivo de la Norman Foster Foundation, producto de los encuentros entre Foster y Aicher. Incluye asimismo otros trabajos célebres de Aicher, como los realizados para las Olimpiadas de Múnich'72 y las firmas Braun, bulthaup o Isny Allgäu, además de materiales inéditos de sus proyectos de arquitectura para Rotis, un antiguo complejo agrícola que convirtió en lugar de residencia y trabajo.

Norman Foster (izquierda) y Otl Aicher en una imagen de 1990.

Aicher es el diseñador europeo más determinante de la segunda mitad del siglo XX. Junto a su esposa Inge Scholl y al artista y arquitecto Max Bill, fundó en 1953 la Hochschule für Gestaltung Ulm (HfG, Escuela Superior de Diseño de Ulm), institución que dirigió con Tomás Maldonado y Hans Gugelot entre 1956 y 1958, y en solitario de 1962 a 1964. Tanto la HfG Ulm como la Ulmer Volkshochschule (Universidad Popular de Ulm), fundada también por los Aicher-Scholl en 1946, nacen como acción cultural para reparar los daños causados por los regímenes nazis en la ciudadanía alemana y europea.

Estándares y normas de las Olimpiadas de Múnich ’72.

A principios de los años ochenta, Aicher estableció una relación fructífera con la firma de mobiliario bulthaup. Gerd Bulthaup encargó a Aicher una nueva imagen corporativa para la empresa de cocinas que había heredado de su padre. Pero Aicher consideraba que la imagen corporativa de una empresa solo era realmente efectiva cuando reflejaba la visión y el modo de actuar de la empresa, por lo que se decidió a estudiar en profundidad el mundo de la cocina.

Ilustración para la portada del libro "Die Küche zum Kochen: Das Ende einer Architekturdoktrin" (La cocina para cocinar: el final de una doctrina arquitectónica), editado por bulthaup, 1982.

Antes de comenzar a diseñar, Aicher se propuso realizar una investigación sobre lo que es una cocina. El objetivo era entender cómo debía ser la nueva cocina de la segunda mitad del siglo XX. Dibujó cocinas de campo, medievales, de restaurantes burgueses de la grande cuisine, la cocina de Frankfurt de Ernst May, así como objetos y tejidos que las equipan.

Otl Aicher impartiendo docencia en la HfG Ulm, hacia 1955.

Las hoy célebres cocinas bulthaup son fruto de esta investigación recogida en el libro Die Küche zum Kochen: Das Ende einer Architekturdoktrin (1982) (La cocina para cocinar: el final de una doctrina arquitectónica), un best seller y referencia obligada para diseñadores de cocinas y aficionados a la cocina en general.

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