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Hotel Williamsburg

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Hubo un tiempo en que no era necesario ser rico para vivir en Manhattan, pero eso se acabó y un sin número de profesionales, ante el alza de los precios, se trasladó a vivir al vecino barrio de Brooklyn, con la zona de Williamsburg como epicentro de lo cool. El proceso de gentrifiación acabó por despachar a muchos también de aquí, pero sirvió al menos para que esta parte de Nueva York limpiara su cara y se añadiera así otro destino turístico a la ciudad, destacando sobre todo su oferta de bares y restaurantes.

Entre los últimos inquilinos del barrio destaca la aparición del hotel Williamsburg, acondicionado por el arquitecto Michaelis Boyd, habitual colaborador del grupo Soho House. Eso explica quizá todo, porque sin estar incluido este nuevo establecimiento en la cadena, parece que así lo fuera, al responder a todos sus códigos estilísticos: aires industriales –tan neoyorquino–, mobiliario vintage, profusión de terciopelos y cuero, obra de artistas colgando de las paredes...

A falta de que se inauguren su espectacular sala de baile, el restaurante, la piscina de la azotea y el bar habilitado en el tanque de agua del techo –en honor de la vecina fábrica que los hacía antaño–, ya se puede disfrutar de las habitaciones y del bar del lobby, con su espectacular doble techo. Como aviso de lo que está por llegar, el resultado no puede ser más prometedor. Abundan los detalles de buen gusto como el suelo de parqué recuperado en dos tonos paralelos y la gran lámpara colgante sobre la barra, compuesta de tiras de colores, mientras que los taburetes de piel te llevan a un bar de hace muchos años.

En la terraza abundan las plantas y diferentes artistas han decorado las paredes; los coloridos textiles también aportan el toque bohemio. La recepción cuenta con una obra de auténtico lujo, un mural con escenas cotidianas de Brooklyn pintado por el miembro de Beastie Boys Mike Diamond. Las luces de neón recrean una seductora atmósfera de serie de televisión. Las habitaciones replican el típico estilo de loft neyorquino, con ventanas del suelo al techo. Muchas están revestidas con panelados de madera, otras con pintura gris oscura, en combinación con detalles de mármol y latón. Los cuartos de baño están alicatados con azulejo estilo Metro Nueva York.