La nueva revolución cerámica
La humilde baldosa se ha soltado el pelo y se ha convertido en un caleidoscopio de formas, diseños y aplicaciones que se atreve con cualquier reto
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En realidad nunca había sido relegada en interiorismo, pero la cerámica se ha revelado ahora como un material de moda con insólitas posibilidades expresivas de la mano de la innovación tecnológica y la complicidad de los mejores creadores. A ello ha contribuido sin duda la revolución de la impresión digital, que ha facilitado el proceso productivo –se reduce el número de máquinas y de tintas para colorear el soporte– y ha abierto el campo para reproducir con total libertad diseños, patrones y texturas.
En 1999 apareció la primera impresora digital de tinta sobre losetas cerámicas. Hoy, el 65 % de la producción cerámica se hace ya con tecnología digital y se espera que ese porcentaje llegue pronto al 90 %. Esto ha permitido, por ejemplo, mejorar los efectos tridimensionales para recrear con mayor fidelidad la textura de maderas, piedras y metales.
La versatilidad de la cerámica permite también reinterpretar el pasado para dar al espacio un toque diferenciador. La recuperación de estampados y relieves de finales del siglo XIX y principios del XX, los formatos icónicos, el azulejo “metro” –inspirado en las antiguas estaciones del metro de Nueva York–, los tonos suavizados y los acabados manuales con efecto desgastado son algunas de las claves para conseguir un interiorismo retro, con soluciones como las alfombras cerámicas o el patchwork cerámico.
Actualmente se fabrican piezas cerámicas de grandes dimensiones con las mismas propiedades de resistencia de la piedra, lo que abre nuevas aplicaciones en arquitectura, por ejemplo para crear fachadas ventiladas. En interiorismo se produce una polarización: la tendencia al uso de maxipiezas en las que la junta “desaparece” para dar sensación de continuidad y generar ambientes envolventes se contrarresta con la reivindicación del pequeño formato, en el que la junta se convierte en un recurso decorativo.
La cerámica también ha demostrado su modernidad aliándose con la nanotecnología para producir piezas que contribuyen a una arquitectura más sostenible absorbiendo sustancias contaminantes y mejorando la eficiencia energética de los edificios. Con esas credenciales no es extraño que algunos de los diseñadores y arquitectos más destacados se hayan apuntado a experimentar con ella, y que tengamos cerámica para rato.