Ve hacia la luz: 7 claves para iluminar mejor

Descubrimos cómo se ilumina bien un espacio para disfrutar de él y de sus buenas vibraciones

AyD iluminacion

AyD iluminacion

Rafael Hernández

Periodista especializado en arquitectura y diseño

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modelo 2065, de Gino Sarfatti para Astep.
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¿Invisibles u orgullosas?

Hay luminarias que pasan desapercibidas y otras que se exhiben como objetos de culto. En este segundo caso, más allá de la calidad lumínica importan sus dimensiones, su composición respecto del espacio y el mobiliario, su simetría, los materiales con que están realizadas y un largo etcétera. En la imagen, el modelo 2065, de Gino Sarfatti para Astep.

lámpara Theia, de Mathias Hahn para Marset
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Aliada de las texturas

La iluminación puntual e intensa, a diferencia de la homogénea y global, enfatiza las texturas de los materiales que la rodean. En la imagen superior vemos la fuerza con la que emerge la textura del mimbre de la butaca bajo la lámpara Theia, de Mathias Hahn para Marset. La forma en que las vetas del parquet se marcan se debe a la combinación de la luz natural y la artificial; cada una resalta un aspecto de la madera.

luminarias Collect, de Ferm Living
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Diseño entre líneas

No olvidemos que las lámparas permanecen la mayor parte del tiempo apagadas. Así que hemos de prestar suma atención a la composición de los espacios e incorporarlas al diseño de estos. En esta imagen podemos apreciar la horizontalidad que las luminarias Collect, de Ferm Living, aportan a la escena.

modelos Aim, de los Bouroullec para Flos.
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Vístete con buena luz

Los tonos de los colores dependen directamente de la fuente de luz que los ilumine. Un color bajo la luz diurna no se apreciará igual que bajo la luz de una luminaria artificial a no ser que esta tenga un Índice de Reproducción Cromática (IRC) cercano a 100. En la imagen los modelos Aim, de los Bouroullec para Flos.

modelos Vertigo, de Bevk Perovic Arhitekti.
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Tres por uno

Una luminaria ya no es un punto de luz indivisible, ni tan siquiera una estructura única con varias fuentes luminosas; hoy conectamos varias luminarias a un único punto de luz y mediante controles de potencia regulamos su intensidad. Esto abre un abanico infinito de posibilidades, como se ve en estos espacios, iluminados con los modelos Vertigo, de Bevk Perovic Arhitekti.

lámparas Pin, de Ichiro Iwasaki para Vibia
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El tamaño sí importa

La disminución del tamaño de las fuentes de luz ha sido una constante estos últimos años, hasta lograr luminarias con flujos aceptables y dimensiones increíbles. Debajo vemos las lámparas Pin, de Ichiro Iwasaki para Vibia, cuyas fuentes de luz son más pequeñas que las propias tazas de café. Quizá no sea más que un inteligente gesto del diseñador del espacio.

colección 5.1, de Font Barcelona
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¿Arte o tecnología?

La competencia del mercado lleva a los fabricantes a invertir parte de sus recursos económicos en I+D+I para alcanzar cotas de diseño elevadísimas. El mecanismo de la colección 5.1, de Font Barcelona, se integra perfectamente en este ambiente. Paramentos de madera  y piedra natural, suelos de hormigón pulido, un embellecedor de acero inoxidable y accionadores de estética neorretro representan la esencia posmoderna del espacio.

Sin la luz la arquitectura no sería más que una ilusión. Este “material” inasible, pero fundamental es capaz de acentuar o transformar nuestra percepción de un lugar, incluso de modificar nuestro estado de ánimo, la temperatura corporal o el apetito. Descubre cómo se ilumina bien un espacio para disfrutar de él y de sus buenas vibraciones.

Utilizar la iluminación para configurar la arquitectura es tan imprescindible como complicado, pues la manera en que la percibimos es totalmente subjetiva; a pesar de que carece de materia, su ausencia es muy perceptible. Muy pocas personas son capaces de notar sutiles cambios en la iluminación. Podríamos diseñar una transición de una luz tenue y cálida a una intensa y fría sin que apenas nadie se diese cuenta; solo haría falta tiempo para lograrlo. En cambio, un exceso repentino de intensidad lumínica o su ausencia absoluta desencadenan inmediatamente determinados estados emocionales: entusiasmo en el primer caso o miedo y desorientación en el segundo. El estudio que se ha hecho de la iluminación durante décadas es absolutamente empírico. Hoy en día podemos medir con total fidelidad varios parámetro cuantificables como la intensidad (LUX), el flujo luminosa (LÚMENES), la temperatura de color (grados K) o la frecuencia (HZ) de la fuente.

Lo que todavía no hemos sido capaces de hacer es medir su “presencia” o sus efectos emocionales, entendidos como percepciones distintas para diferentes personas. Una experiencia con luz nunca podrá ser replicada al 100% a pesar de conocer todos los datos mencionados; el observador siempre aporta una variable imposible de replicar. Podemos medir reacciones psicológicas o fisiológicas, pero aun así no hemos sido capaces de replicar experiencias con luz, solo aproximarnos. En esta cuestión, la percepción y aprehensión humanas chocan con los cálculos de ingeniería más sofisticados.

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