“Cuando París estornuda, Europa se resfría” así rezaba la famosa frase que durante todo el siglo XIX fue el eslogan de los europeos para describir la capacidad de decisión dentro del Viejo Continente. Ahora, en pleno siglo XXI, ese monopolio del poder sería imposible ubicarlo en una única ciudad, pero si tuviéramos que señalar una capital tecnología, y en muchos sentidos económica, esa sería San Francisco. Casi cualquier red social, gadget o servicio de economía colaborativa que hayamos usado en los últimos diez años tiene su origen allí. Así que el viejo dicho europeo se ha visto obligado a evolucionar y ahora entre los desarrolladores e inversores circula un nuevo mantra “si funciona en San Francisco, funcionará en el mundo”.
Una de estas revoluciones viene de la mano de los medios de transporte dentro de la ciudad. Primero fueron los longboard; esos patines largos, con más libertad de movimiento y que parecían surfear las calles. Poco tardó en cruzar el charco y convertirse en objeto de deseo, tanto fue así que Hermès saco su propia línea y eliminó los prejuicios generacionales alrededor de los futuros medios de transporte. No eran productos para adolescentes, sino complementos de diseño.
La Boucleries Modernes Long Board de Hermés.
El siguiente descubrimiento de la ciudad estadounidense fueron los Hoverboard, patines motorizados pensados especialmente las ciudades. En 2016 y 2017 fue uno de los regalos estrellas entre los más pequeños que, aunque no eran su publico objetivo, fueron los que mejor supieron entender su potencial. Finalmente nos situamos en el momento actual, en el cual es casi imposible pasear por las ciudades sin cruzarse con bicicletas o patinetes eléctricos. Seguramente este no era el futuro que nos imaginábamos, pero es el que necesitamos. Con un transporte publico cada vez más congestionado y con una tasa de contaminación tan alta los ayuntamientos piden a gritos alternativas mucho más sostenibles. En Madrid y otras ciudades, por ejemplo, causan hoy furor los coches eléctricos en modalidad de car-sharing.
El Axi2 es el diseño de 'hoverboard' de Nepdesign para Audi.
Hace apenas 18 meses que Lime llego a San Francisco con una propuesta muy directa: alquiler de patinetes eléctricos por menos de un dólar al día. Para usarlos solo hay que ser mayor de 18 años e instalar su aplicación. Y en la ciudad de las cuestas este aliado motorizado parece que tiene las de ganar. Será también por actitud...
Lime Scooter.
La empresa californiana acaba de cerrar su ronda de financiación de 335 millones de dólares con inversores tan potentes como GV, Alphabet, pero lo que ha acaparado todos los titulares es el paso al frente que ha dado Uber con una inversión de capital desconocido, pero suficiente para ser considerado un socio estratégicos. Según Rachel Holt, responsable de nuevos mercados de Uber, "nuestra inversión y asociación en Lime es un paso más hacia nuestra visión de convertirnos en una ventanilla única para todas sus necesidades de transporte".
App de Uber.
A simple vista puede parecer un mero acuerdo de colaboración, pero el pasado mes de abril Uber anunciaba la compra de JUMP Bike, otra startup afincada en San Francisco que exportó de China el diseño de alquiler de bicicletas eléctricas sin anclajes. Al gigante del transporte no le interesa colaborar con terceros durante mucho tiempo ya que su estrategia va enfocada a la centralización de servicios, así que quizás solo sea cuestión de tiempo que hablemos de la UberScooter.
La Jump Bike fue la ultima adquisición de Uber para crear las UberBike.
Lime llega a Madrid, aunque su desembarco en la capital aún no está claro, pero todo apunta a que tendremos que esperar hasta después de verano para conocer de primera mano el nuevo juguete de Uber. En París se acaba de presentar el servicio con una flota modesta de más de 150 modelos y coste del servicio de 1€ por desbloquear el patinete y 15 céntimos por minuto, algo más caro que el transporte publico de la ciudad de la luz, pero seguramente la novedad lleve a los parisinos a probar los patinetes Lime-S.
Todas las alarmas han saltado cuando la compañía ha puesto diversos anuncios en redes sociales para reclutar “Lime Juicer”, trabajadores que busquen patinetes por la ciudad para cargarlos en su casa. El nuevo modelo de negocio que traen estas compañías siempre siguen el mismo patrón de horarios flexibles, autónomos y un sueldo generoso, pero rápidamente la precarización y una flexibilidad más bien rígida desmonta el discurso de economía colaborativa y se deja de hablar del buen servicio que podrían haber ofrecido en otras condiciones.
Este anuncio podría ser la estocada final de UFO, el negocio de patinetes sevillanos, quienes esperaban ansiosos coger el relevo del mercado, pero competir con un gigante como Uber puede ser un desgaste importante, sobre todo con un negocio en ciernes que aún no tiene suficiente fuerza como para echarse a andar por si solo. Lo único que puede igualar las fuerzas ahora mismo son las medidas del ayuntamiento de Madrid que obliga patinetes motorizados a circular por el carril bici y no por la acera como se venia haciendo hasta ahora, aunque solo es cuestión de tiempo que Lime sepa encontrarle un hueco a la nueva normativa y pueda hacerse con el mercado de la movilidad urbana.
UFO scooters, la empresa sevillana de patinetes.
La gran pregunta, en todo caso, es saber si las grandes ciudades están preparadas para acoger e integrar estas nuevas alternativas. Barcelona tiene desde hace 11 años Bicing y la tendencia es la de complementar cualquier camino con un carril bici adaptado, pero no siempre ha llovido a gusto de todos y el conflicto con peatones, ciclistas y conductores ha empeorado con la llegada de los patinetes eléctricos, o vehículos de movilidad personal (VMP), que desde mayo tienen luz verde para circular por carriles bici, plataformas únicas o calzadas siempre y cuando su velocidad sea reducida.
Bicing, el servicio de alquiler de bicicletas urbanas de Barcelona.
En el caso de Madrid la situación corre en paralelo desde la incursión del servicio de bici eléctrica BiciMAD, que se acompaña en paralelo con la incursión de carriles bici. Desde que estos se implantaron en Sevilla, la ciudad se ha convertido un paraíso para los ciclistas (probablemente porque carece de pendientes), mientras que en Valencia tienen ocho años de experiencia con el sistema público de alquiler Valenbisi (de nuevo sin estar acompañada de propulsión eléctrica) y se espera igualmente más demanda.
Los VMP están tomando el relevo y el próximo 15 de julio se estrena Bbuho: el sistema de alquiler de patinetes con sello español. De momento comienza como un servicio piloto en Valencia, pero su plan de negocio espera extenderse por el resto del territorio nacional.
Bbuho, la empresa española de alquiler de patinetes.