La crisis del Covid19 está teniendo repercusiones en el medio ambiente que a primera vista parecen muy positivas: ha mejorado la calidad del aire en las grandes ciudades, hemos visto imágenes de animales campando a sus anchas en muchas ciudades y hasta las aguas de los canales de Venecia se han vuelto cristalinas. Parece que, dentro de la terrible situación, le estamos dando un respiro al planeta.
Pero nada es lo que parece. La Directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, afirmaba hace unos días que estos impactos positivos no son más que cambios temporales que se deben a la trágica desaceleración económica y al sufrimiento humano, que no hay motivos para pensar que esta reducción se traduzca en una tendencia sostenida a largo plazo o socialmente justa.
Además, el cororavirus ha traído un incremento del plástico de un solo uso. A nivel sanitario es imprescindible, pero el aumento de estos desechos (EPIS, guantes, gafas, batas, viseras,...) ha hecho que las incineradoras se saturen. Sólo en la planta de residuos de Valdemingómez en Madrid se incineraron más de 90 toneladas de este material en 8 días.
La protección del personal sanitario es esencial
Foto: Anna Shvets | Pexels
En farmacias, tiendas, taxis, y ahora también en los bares que empiezan a abrir, se están instalando mamparas de metacrilato para proteger a los trabajadores y separar espacios. Ha sido tal la producción que la materia prima se ha agotado y hay listas de espera. El metracrilato es reciclable pero no desde el contenedor amarillo. Hay pedir que lo recojan empresas especializadas en el reciclaje de este material. Esperamos que cuando todas esas pantallas empiecen a retirarse, se haga de una forma responsable pero va a ser difícil que todas ellas se reciclen.
A nivel doméstico han aumentado las ventas de productos envasados porque generan sensación de seguridad, se han multiplicado los pedidos online, por las calles pululan mascarillas y guantes abandonados y las empresas que se gestionan las aguas residuales han detectado un aumento de atascos por las toallitas desechables.
Por si esto fuera poco, por orden gubernamental se prohíbe la separación manual en las plantas de reciclaje, por lo que las que no tienen tecnología para realizar la separación sin manos humanas desechan todo en el vertedero.
Excavadora en vertedero
Foto: Tom Fisk | Pexels
A pesar de esto, no todo es tan negativo y esta pandemia también nos puede servir de empuje para efectuar cambios que realmente necesitamos:
Fomentar una economía verde
Esta crisis puede ser una buena oportunidad para un crecimiento económico respetuoso con el medio ambiente. La Comisión Europea se ha propuesto salir de esta crisis relanzando su plan verde basado en la implantación de energías renovables, movilidad compartida, consumo local y protección de la biodiversidad, entre muchas otras medidas. Este plan se esperaba llevar a cabo en los próximos 15 años pero esta crisis se tratará de implementarlo en los próximos 3 o 4 años.
Amsterdam también ha visto en esta crisis una ocasión perfecta para romper con el antiguo modelo económico y anunció a mediados de abril que adoptará el modelo de “la economía del donut” de Kate Raworth. Este modelo centra el desarrollo económico respetando los límites planetarios. Siguiendo este plan, la reducción del consumo de materias primas en esta ciudad será del 50% en la próxima década.
Mujeres montando en bici
Foto: Elina Sazonova | Unsplash
Movernos más y mejor
Muchas ciudades ya han empezado a quitar espacio a los coches para dárselo a bicis y peatones. Estas medidas se han implantado para que los peatones puedan mantener las distancias de seguridad y porque las bicicletas se consideran un medio de transporte fiable y sostenible.
La ministra de Medio Ambiente francesa decía que quería este periodo fuera un gran avance en el ciclismo y que la bicicleta fuera la pequeña reina del desconfinamiento. Y la alcaldesa de París afirmaba que un París dominado por los coches después del encierro estaba fuera de discusión.
Es probable que cuando esto pase, se devuelva espacio a los coches pero ¿y si logramos que recuperar ese espacio de forma permanente? Respiraríamos aire más limpio, se reduciría notablemente el ruido y haríamos más ejercicio en nuestro día a día con todos los beneficios que eso conlleva.
El teletrabajo funciona
Foto: Simon Abrams | Unsplash
Otra forma de trabajar
Si algo ha caracterizado a esta cuarentena ha sido el teletrabajo. En España siempre ha estado mal visto trabajar desde casa, pero esta ha sido una oportunidad para que empresas y trabajadores se den cuenta de que es tan efectivo o más que ir a la oficina. Además sería más fácil conciliar con la vida familiar y se reducirían millones de desplazamientos diarios con sus consecuentes emisiones.
Turismo cercano
Por un tiempo vamos a tener más complicado viajar fuera de nuestro país. Esto en realidad nos puede ayudar a que nuestro turismo sea más sostenible, a descubrir lugares de nuestro país que aún no conocemos, apoyar a la economía local e intentar disfrutar de unas vacaciones en contacto con la naturaleza sin necesidad de utilizar el transporte aéreo ni pasar tanto tiempo en sitios cerrados.
Pareja cocinando en casa
Foto: Soroush Karimi | Unsplash
Nuestra nueva casa
No hay duda que pasar tanto tiempo encerrados ha hecho que valoremos cosas que antes dábamos por hechas como ver a nuestra familia y amigos, un abrazo o tomar algo en una terraza.
Además, estar tanto tiempo en casa, ha hecho que muchos aprendamos nuevas habilidades. ¿Quién no se ha animado a hacer un bizcocho, galletas o pan durante estas semanas? Los huertos urbanos, aunque hayan sido en pequeñas macetas o recipientes reutilizados, también han empezado a “brotar” en muchas casas. Y muchos nos hemos dado cuenta de que son cosas que no queremos dejar de hacer después de la vuelta a la normalidad.
Si algo nos ha enseñado el coronavirus es que somos más vulnerables de lo que nos creíamos. Formamos parte de un ecosistema y nuestra salud, nuestra economía y nuestros hábitos dependen de su bienestar y su biodiversidad. Deberíamos salir de esta crisis con la fuerza suficiente para construir una sociedad y una economía que se guíe por el desarrollo sostenible y una nueva forma de vida en la que nuestra salud y la salud del planeta estén por encima de todo.