Picnic a remojo

A los vehículos de motor eléctrico les pasa lo mismo en tierra que en mar: que más allá de su componente "sostenible" apenas consiguen despertar pasiones porque no suelen aportar mucho más. En definitiva, falta diseño. La flamante Bultaco Brinco ha suplido muchas carencias en las carreteras con su atractivo chasis de trial. En el agua celebramos la irrupción esta temporada de las lanchas Picnic de la compañía danesa Rand Boats, cuyo barco Picnic está propulsado por un motor eléctrico de la marca alemana Torqeedo, con una velocidad máxima de 18,9 nudos (35 km/h) y una autonomía de 20 horas. El ruido que mete al navegar es prácticamente nulo, una delicia si se compara con el estruendo habitual de las lanchas a motor.

En cuanto a prestaciones el barco Picnic no pide más porque el pequeño navío está pensado para excursiones durante el día en aguas tranquilas. De 5 metros de eslora por 2,5 metros de manga, es capaz de acoger hasta 10 personas, apretados, sin duda, pero probablemente felices a bordo. De depurado diseño nórdico, inspirado también en el trabajo de Dieter Rams, los acabados son redondeados, no hay aristas y su popa apenas sobresale del nivel del mar, con lo que es fácil subirse a pulso. Dentro, todo gira alrededor de la mesa de madera Kebony, la cual se puede bajar hasta completar una zona destinada a tumbarse al sol, colocando cojines sobre la misma.

Existen dos versiones, una con la conducción desde popa, como si fuera una zodiac, y otra denominada Sport con un timón tras la mesa. Existen hasta tres maneras distintas de recargar la batería: tirando un cable desde el puerto, extrayéndola y enchufándola en casa (su peso se limita a nueve kilos) o a través de un panel solar instalado en la propia nave.