Que no te engañen: grandes mitos del diseño eco al descubierto

Por su carácter controvertido, el discurso ecológico no escapa a la lacra de las noticias falsas y sin contrastar. Revelamos aquí algunas de ellas.

Butaca Pod, de Benjamin Hubert para De Vorm, realizada con plástico reciclado.

Butaca Pod, de Benjamin Hubert para De Vorm, realizada con plástico reciclado.

La época de la posverdad y las fake news, con las redes sociales difundiendo datos y afirmaciones sin contrastar junto con un ansia por saber y compartir información de manera precipitada y poco reflexiva, abona el terreno para generar mitos y falsedades alrededor de cualquier tema. La ecología, por su carácter controvertido, no es ajena al fenómeno.

Los mitos y las modas cambian, se adaptan y los adoptamos como realidades incuestionables con una rapidez y una facilidad pasmosas. El primer y más pernicioso de los mitos es que lo ecológico es más caro. ¿Más caro respecto a qué? ¿Respecto de un producto de ínfima calidad, fabricado en lugares que a menudo vulneran los derechos laborales más elementales?

Una comparación entre iguales demuestra que esta afirmación es falsa. Por otro lado, especialmente en alimentación, cosméticos o vehículos, si se contabilizaran las “externalidades”, es decir, los costes que implican en salud los productos no ecológicos, veríamos cómo aquí tampoco es más caro el producto ecológico. Y la gran falacia: que reciclar no sirve de nada. ¿Alguien puede creer, como se encargan de repetir espurios anónimos, que todos los esfuerzos de separación de residuos son en realidad un “paripé”? ¿Que al final todo se junta y se tira al mar?

Prenda de Ecoalf confeccionada con restos de redes de pesca.

Prenda de Ecoalf confeccionada con restos de redes de pesca.

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Los plásticos que no se reciclan van al mar

Directa y llanamente falso y sin conexión alguna con la realidad. Lo que sí es cierto es que los plásticos son materiales volátiles, especialmente en su forma de envase, y las corrientes de viento pueden hacerlos llegar al mar con más facilidad que otros materiales más pesados y voluminosos, ¡incluso desde una planta de reciclaje! O durante los transportes que se realizan por vía marítima.

En la otra cara de la moneda, algunos productos que están realizados con plásticos reciclados se asocian directamente a su procedencia del océano. En realidad es improbable que los residuos recogidos de la sopa de plástico del mar puedan reciclarse ya que su composición mixta, junto con la degradación producida por el tiempo, el mar, la sal o los rayos UV, los convierte en improcesables.

Totebag de tela.

Totebag de tela.

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Es mejor una bolsa de tela que otra de plástico

Para que una totebag sea rentable en términos ecológicos frente a una bolsa de plástico necesitas reutilizarla al menos 125 veces. Sin embargo, la realidad es que la mayoría no se usan más de una vez o ninguna, y almacenamos cantidades ingentes de bolsas de tela con inspiradores mensajes ecologistas, mientras que por primera vez ha crecido de manera exponencial la venta de bolsas de basura, precisamente por la carencia de bolsas de la compra. Las bolsas de plástico convencionales son unos productos extraordinariamente eficientes, fabricadas con un material como el LDPE de bajísimo impacto ambiental; pero, efectivamente, con un gran problema: su increíble volatilidad. Y es aquí donde realmente existen muchas posibilidades de que, por error, acaben en el mar y se destruyan en millones de partículas imperceptibles, pero duraderas.

Imagen del documental "bioplastic fantastic", de Johanna Schmeer.

Imagen del documental "bioplastic fantastic", de Johanna Schmeer.

03

Los bioplásticos no dejan residuos

Falso. Hay materiales biodegradables que pueden desaparecer bajo determinadas condiciones ambientales, pero no en cualquier lugar ya que si así fuera sería lógico pensar que tampoco podrían utilizarse de manera eficaz pues también se “disolverían” con solo tocarlos.

Bolsas de silicona reutilizables de Zip Top.

Bolsas de silicona reutilizables de Zip Top.

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El envasado a granel es más limpio

Existe la imagen idealizada de un mundo antiguo sin envases, en el que la compra se hacía con cestas de mimbre y todo se servía a granel. Como concepto, el envasado a granel es interesante y un camino que se debe explorar y actualizar, pero extrapolarlo de manera general no es tan eco como parece.

Es indudable que el sobreenvasado es catastrófico en términos ecológicos, pero también es cierto que el envasado eficaz permite alargar la vida de los alimentos y, a la postre, evitar la generación de residuos, transporte y emisiones de CO2 además de evitar la adición de químicos conservantes.

Y siguiendo con la alimentación, la idea de que una agricultura tradicional es la opción más sostenible tampoco resulta del todo cierta. Si se toma en consideración su rendimiento por hectárea y la necesidad de abastecer a la población actual, no habría superficie suficiente para alimentar a tanta boca.

En esta línea, tampoco es cierto que hoy en día estemos peor en el tema del uso de fertilizantes y pesticidas, que es un problema de contaminación y de salud de primer nivel. Solo hay que recordar el terrorífico DDT utilizado hasta los años setenta, cuando se demostró su toxicidad. Desde entonces, el enfoque está en mejorar la eficiencia de los cultivos, sin perjudicar la salud de las personas y del planeta.

prototipo de coche eléctrico Uniti One.

prototipo de coche eléctrico Uniti One.

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El coche eléctrico no emite CO2

¡Claro que emite! Pero no in situ. Es decir, si los coches convencionales queman el combustible en el lugar donde se encuentran y escupen sus emisiones de manera directa, los eléctricos “ocultan” este proceso. La diferencia está en que dependiendo del origen de la energía eléctrica, así serán las emisiones por kilómetro. Si la electricidad de un país como España, con fuerte presencia de renovables, se compara con la de otros basada en el carbón, las emisiones por kilómetro serán menores. ¿Y en Francia, cuya electricidad procede de la energía nuclear?

En las ciudades, con una concentración de tráfico enorme, el coche eléctrico es más saludable para las personas e imprescindible para los transportes de corta distancia y urbanos, pero no necesariamente más ecológico desde una visión del ciclo de vida del producto. Todo dependerá de la producción de electricidad y de los costes de fabricación de las baterías, compuestas por elementos químicos escasos.

Lámpara de Bentu Design realizada con residuos de la industria cerámica.

Lámpara de Bentu Design realizada con residuos de la industria cerámica.

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No es raw todo lo que reluce

Los tableros OSB, máximo exponente de un interiorismo supuestamente sostenible, no están hechos de madera reciclada. A pesar de su aspecto raw y de repetir una y otra vez el apelativo de “madera reciclada”, la realidad es que proceden de astillas de árboles recién cortados, a diferencia de los aglomerados convencionales que sí están compuestos de viruta procedente de serrerías o del reciclado de maderas sin tratar.

En la misma línea, la idea del cartón sin blanquear como sinónimo de reciclado tampoco es cierta, y mucho menos si la resistencia exigida, como en determinados muebles y construcciones efímeras, es elevada. Ser marrón o de aspecto tosco no es sinónimo de reciclado. No quiere decir que no puedan ser una opción ambientalmente interesante, pero siempre conviene no exagerar ni asociar verdades absolutas que resulta que ni tan solo son ciertas.

Casa prefabricada de madera en Vendelsö (Suecia), de Claesson Koivisto Rune.

Casa prefabricada de madera en Vendelsö (Suecia), de Claesson Koivisto Rune.

07

La arquitectura de madera es más ecológica

Es cierto si se tiene en cuenta una única vivienda, pero si se planteara la “maderización” del total de necesidades residenciales de la sociedad, es obvio que no quedarían bosques para suministrar la madera necesaria. Soluciones puntuales no pueden convertirse en norma.

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Cerrar el grifo ahorra agua

Acortar la ducha o cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes o nos afeitamos son gestos individuales loables, pero irrelevantes en términos globales. La realidad es que el gran ahorro de agua está más relacionado con la alimentación y cómo vestimos. A razón de 15.000 litros de agua por kilogramo de ternera o 10.000 litros por kilo de tejido de algodón industrial, es fácil sacar conclusiones.

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