Estas son las maderas más saludables para tí (y para tu casa)
De su procedencia y acabados depende que sea un producto saludable para las personas y para el planeta
A través de su metabolismo, los árboles y las plantas fijan el CO2 atmosférico, de modo que se convierten en máquinas naturales y muy eficientes de almacenamiento y reserva de dióxido de carbono. Como la reducción de los gases de efecto invernadero es una prioridad mundial, aprovechar un recurso renovable como la madera es una apuesta excelente. La madera procedente de extracción sostenible muestra un buen balance ecológico, ya que los árboles se plantan a medida que se talan. Elegir madera con certificado FSC –Forest Stewardship Council– es garantía de que su extracción no daña a los bosques. Para que la madera se conserve durante años de forma saludable es preciso controlar la humedad, y para ello el proceso de secado es vital, recomendándose que los niveles de humedad de la madera que se utilice sean inferiores al 18%. Con este requisito se consigue que no sea un buen nutriente para hongos, carcomas y demás parásitos, manteniéndolos alejados sin necesidad de tratamientos adicionales. Incluso para la madera que queda expuesta al exterior, que con un mínimo mantenimiento se conserva en buenas condiciones.
Si bien la madera es un material natural y muy biótico, cuando ha sido tratada con sustancias biocidas puede resultar poco saludable. En su proceso de extracción, secado, almacenamiento y manufacturación, la madera puede ser sometida a la acción de un sinfín de productos, principalmente para garantizar que no sea caldo de cutivo para parásitos, mohos y hongos. La mayoría de los tratamientos antixilófagos –carcomas–, fungicidas o bactericidas resultan perjudiciales para la salud; de modo que si es necesario tratarla es mejor decantarse por opciones saludables como las sales de bórax, un producto inocuo para personas y animales que no deja olor ni color residual. Algunas empresas madereras aún se rigen por los ciclos de la naturaleza y talan solo en los meses de invierno y en la fase de la luna menguante, que son los momentos en que la madera presenta menos movimiento de savia por sus vasos y por consiguiente será menos apetecible para sus parásitos. Seguir un proceso de secado que garantice la eliminación de la humedad será el segundo paso a considerar. Con estos requisitos se obtiene una madera sana y que prácticamente no necesita tratamiento adicional.
Algunos compuestos orgánicos volátiles –COV– pueden ser fuente de molestias y ocasionar problemas de salud por inhalación. La madera desprende algunos COV que a pesar de ser de origen natural –como el pineno, el mirceno o el limoneno– pueden ocasionar irritación en personas muy sensibles. Aunque la principal fuente de COV derivados de la madera son los que se desprenden de las sustancias químicas sintéticas utilizadas en los tratamientos para su montaje, protección y acabado. Las colas, los barnices, las lacas o las pinturas convencionales son fuente de abundantes compuestos volátiles. La normativa europea, consciente de que la inhalación de estos compuestos no es nada favorable para la salud, ha minimizado la inclusión de sustancias que contienen COV en las composiciones de estos productos. La etiqueta de la Flor europea o Ecolabel, creada en 1992, garantiza una baja emisión de COV del producto; aunque hay marcas que acreditan que sus productos son totalmente ecológicos y saludables, con cero emisiones de COV. La ecoetiqueta "Emissions dans l'air intérieur", creada en 2012, dice que los productos de construcción en Francia deben ser etiquetados con una clasificación en base a las emisiones de COV (componentes orgánicos volátiles).