Aunque el color blanco se haya sometido a "asedio" en el interiorismo por las últimas tendencias decorativas que apuestan por un espacio más rico cromáticamente, desde luego sigue siendo un recurso infalible para crear espacios más luminosos y también para atenuar las altas temperaturas en los climas más calurosos gracias a su capacidad para reflejar la radiación solar. La arquitectura vernácula de los pueblos de la cuenca mediterránea es un buen ejemplo de climatización natural sin tener que recurrir a la tecnología y el consumo energético.
Esta propiedad intrínseca podría verse reforzada aún más gracias al proyecto de un equipo de investigadores de la Universidad de Purdue en Indiana (EE.UU.) liderados por el profesor Xiulin Ruan. Los científicos han desarrollado una fórmula que refleja el 98,1% de la radiación solar, al tiempo que emite calor infrarrojo.
La pintura ultra blanca desarrollada por investigadores de la Universidad de Purdue puede producir efectos de refrigeración equiparables a los de los aires acondicionados comunes.
Foto: Eugeni Pons
Actualmente, la pintura blanca comercial refleja solo el 80-90% de la luz solar y no puede hacer que las superficies sean más frías que su entorno. Sin embargo, como la pintura desarrollada por el equipo del profesor Xiulin Ruan absorbe menos calor del sol del que emite, una superficie recubierta con esta pintura se enfría por debajo de la temperatura ambiente sin consumir energía. Según los investigadores, recubrir un tejado de unos 305 metros cuadrados con la pintura más blanca del mundo –distinción reconocida con un récord Guiness– permitiría una capacidad de refrigeración equivalente a 10kW, más potente que los aires acondicionados centrales utilizados por la mayoría de las casas.
Esta nueva pintura ultrablanca debe su excelente rendimiento a una cuidadosa mezcla de partículas de sulfato de bario, un compuesto químico usado en el papel fotográfico blanco y los cosméticos. Estas partículas pueden hacer que la pintura sea muy blanca y muy reflectante, pero existe un límite para no comprometer su rendimiento, ya que una concentración demasiado alta hace que la pintura se despegue o se rompa.
Crear pinturas con una mayor capacidad reflectante puede ayudar a reducir la dependencia de los sistemas de aire acondicionado.
Sin embargo, al variar el tamaño de las partículas, los científicos pueden alterar la capacidad de cada una de ellas para dispersar la luz, y una gama más amplia de tamaños de partículas da como resultado una pintura que puede dispersar más del espectro de luz procedente del sol.
La pintura se puso a prueba en exteriores, donde se comprobó que mantenía las superficies a 10,5 °C más frías que su entorno por la noche, y a 4,5 °C más frías bajo la luz solar intensa en pleno día. En una prueba al aire libre, en pleno invierno y con una temperatura ambiente de 6,1 °C, la pintura redujo la temperatura de una superficie en 10 °C.